Exitosa de nacimiento, divertida por naturaleza y apropiada a la actualidad: Así se podría considerar la asombrosa industria de las plataformas streaming que cada día aumenta la demanda del público.

El numen de este servicio online no es el arte por el arte, sino la ganancia que genera el negocio, que para el año 2020 fue de 376,000 millones de dólares, esperando incrementos del orden del 12 por ciento cada año, sin que de ninguna manera le afecte que Netflix haya despedido recientemente a 300 personas de su plantilla laboral.

Las plataformas streaming han desatado una ola de frenesí en todo el mundo, lo que sirve de hontanar para que Netflix cuente con 226 millones de personas suscritas, Amazon Prime tenga 200 millones, Disney Plus 137.7 millones, y Home Box Office (HBO) se sitúe en 76.8 millones de suscripciones.

Las series de las diferentes compañías fascinan al público, originándose un éxito tras otro. Un ejemplo es la comedia de humor negro Barry de HBO Max, que ya se dirige a su tercera temporada, al igual que Hacks que ya toca su segundo periodo. La industria del streaming es tal que en una serie hay involucrada hasta siete personas en la dirección y decenas de guionistas.

Si hay un renglón de la economía que vive en constante cambios, ese es el cine, y el streaming es un modelo de las transformaciones que ocurren en el séptimo arte. Tomar un artículo periodístico y escribir un guion es una de las frecuentes tareas en que esta industria ha devenido de forma magistralmente artística.

La serie Pam and Tommy de Disney Plus, basada en la vida de la modelo canadiense Pamela Anderson, es una muestra de esa diversidad estética puesta a prueba en cada escena.

Como comercio que tiene como fin ulterior hacer dinero, las series de las plataformas streaming persiguen satisfacer todos los gustos.