ESTO PIENSO, ESTO CREO

La debilidad en la aplicación de las leyes, engorda las mafias

La debilidad en la aplicación de las leyes, engorda las mafias

Es posible que, dentro de mis elucubraciones, esté total o parcialmente equivocado, errado o perdido, pero, eso sí, nunca acompañado de las malas artes ni prejuiciado ante cualquier hecho. Es decir, que la buena fe, siempre está por delante. Y es que no quisiera en innúmeras ocasiones hablar sobre determinados temas, ya sea, porque son recurrentes o, por igual, que se relacionen con algo que de una u otra manera sea merecedor de respeto y distinción, aunque el hecho o las circunstancias sean ciertas y reales.

En tiempos ya pasados y muy lejanos, me gustaba ver los caballos correr en el hipódromo y, recuerdo con satisfacción aquel orgullo que tenían los dueños por los ejemplares que se hacían mencionar en cada carrera que efectuaban, donde, las artimañas llevadas a cabo por entrenadores y jinetes eran bien castigadas, todo en busca de la buena imagen del deporte.

Pero, ya lo dije, son tiempos pasados y hoy, la realidad es muy diferente, tanto en este como en otros deportes le he perdido el interés, como pasa en el básquet y, en general, en todos los deportes, donde el dinero o la ambición por el mismo, lo ha contaminado todo.  Y es, que la degradación es ya inocultable, donde el escándalo se ha convertido en al pan de cada día, no solo en este renglón sino, en el propio desenvolvimiento de la vida en sociedad, donde la ley, su ausencia o buena aplicación, simplemente, brilla por su ausencia.

Me parece que las leyes se hacen para ordenar el comportamiento que debe existir entre los seres humanos, pero, que, si no son aplicadas correctamente, solo son un instrumento para que los amantes de lo mal hecho se regodeen en sus indelicadezas.

A sotto voce ya, es inocultable del como se habla de las mafias que operan en todo el territorio nacional. Las mafias de los riferos, de los transportistas, de aquellos comerciantes enganchados a políticos que llegan a ser funcionarios para desarrollar la gran y abusiva mafia de la importación de alimentos y hasta del desempeño de extranjeros para manejar las manipulaciones que se ejecutan, tanto en los deportes como en el desarrollo de la sociedad en general. Todo esto, sin dejar atrás las mafias de los pobres padres de familia que son “pescadores” y su negocio de viajes ilegales en contubernio con las autoridades, tanto civiles como militares. Pero, no nos olvidemos de la gran mafia de la justicia con sus jueces venales y su compadreo con las mafias que mueven el gran dinero.

 Cosas veredes amigo Sancho, que “farán fablar las piedras”, aun y nunca se hayan pronunciado o escrito estas palabras por a quien se le atribuyen, aunque quizás, la encontrásemos en el Cantar del Mío Cid, que da lo mismo.

Es asombroso ver el cómo le hemos dado acogida en este país a toda una gama de “inversionistas” y truhanes extranjeros, dos cosas que no son iguales, pero que, casi lo son. Al parecer, desde hace tiempo, algo hiede por algún lado con relación a la entrada de estos elementos al país y su facilidad para incursionar en todo tipo de negocios sin que aparezca la nariz de los organismos de inteligencia llamados a tener determinado control sobre este asunto.

Siento que estamos desprotegidos en cuanto a la efectividad de los servicios de inteligencia, donde solo se ven teorías y silencios, lo que me lleva a pensar; ¿Qué sería ahora mismo de esta sociedad si no existiera este Poder Judicial? Alí Babá fuera un niño de teta. ¡Sí señor!.

Rafael R. Ramírez Ferreira
rafaelelpiloto1@hotmail.com

El Nacional

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