Articulistas Opinión

La gota que llena el vaso

La gota que llena el vaso

Luis Pérez Casanova

Las decisiones más controversiales frente a la migración haitiana el presidente Luis Abinader ya las ha asumido. Dos de ellas son la construcción del necesario muro fronterizo y las masivas repatriaciones de indocumentados.

La última medida ha sido objetada por Estados Unidos y organismos internacionales que presionan para que aquí se instale un campo de refugiados. De manera que con el pacto para unificar criterio frente a la crisis haitiana, Abinader no trata de escurrir el bulto, sino comprometer a todos los sectores en la defensa de la soberanía.

Al rechazar participar en la discusión, con argumentos que por demás dejan mucho que desear, el PLD y Fuerza del Pueblo no solo se colocan de espaldas al interés nacional y desaprovechan un escenario para exponer puntos de vista, sino que reiteran su determinación de no hacer ningún tipo de concesión que pueda traducirse en réditos políticos para Abinader. Ambos partidos han coincidido en su rechazo y críticas a iniciativas como la independencia del Ministerio Público, el proyecto de ley de fideicomiso, la creación de un Ministerio de Justicia y ahora a un acuerdo que, dicho sea de paso, no tendrá mayores efectos internos.

Un detalle que no se puede obviar fue la dura crítica del mandatario a los empresarios de la construcción, la agricultura y de otras actividades sobre la desnacionalización del mercado laboral a través de las contrataciones irregulares de extranjeros. El tufo reeleccionista que se atribuye a la cumbre no parece corresponderse con la realidad. En todos los foros internacionales Abinader ha alertado sobre la crisis de Haití y la imposibilidad de este país para asumir la carga social, política y económica.

Puede darse por descontado que el acuerdo no pasará de un documento que se olvidará en cuestión de horas, pero que las grandes potencias sabrán valorarlo como expresión de un sentimiento nacional. Abinader ha ofrecido sobradas demostraciones de que no ampara la inmigración haitiana y en defensa de la soberanía.

Además del muro y las repatriaciones, ha adquirido tanques, vehículos blindados, aviones de patrullaje, helicópteros y otras inversiones para resguardar la zona fronteriza. Sin embargo, frente a las presiones de Washington, Canadá y la propia ONU, el Gobierno ha pretendido una respuesta nacional, por encima de pasiones e intereses, de la que se han sustraído, para evitarle ganancias, Fuerza del Pueblo y el PLD.

Por cortesía tendrá que tofmarlos en cuenta, pero el Gobierno debe convencerse de que no contará con el respaldo de los dos partidos en proyectos de desarrollo ni nada relacionado con el sistema institucional. Ni en consensos como el que convocó sobre Haití.