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La guerra del estacionamiento en Santo Domingo: un problema diario

La guerra del estacionamiento en Santo Domingo: un problema diario

Esta imagen tomada en la calle Américo Lora Camacho. en Santo Domingo Este, es un claro ejemplo del drama narrado./ Jorge González

Las calles de muchos barrios del Gran Santo Domingo se han transformado en escenarios de confrontaciones verbales y físicas, donde la escasez de parqueos, estacionamientos y lugares para estacionarse es el detonante de una verdadera «guerra urbana particular» que enfrenta a vecinos y forasteros por un espacio donde dejar el vehículo.

Lo que anteriormente era solo un problema de sectores donde trabajan o visitan cientos de personas diariamente como lo son: ministerios, edificaciones gubernamentales, hospitales, universidades, restaurantes, discotecas, y grandes empresas públicas y privadas, ahora se ha traslados a los barrios del Gran Santo Domingo creando un problema de indoles doméstico sin precedente.

Los conflictos verbales y las peleas entre vecinos y forasteros se han vuelto el pan nuestro de cada día, evidenciando un problema social, de educación ciudadana y de falta planificación urbana que afecta a miles de residentes. Las angostas calles de muchos sectores de la ciudad se ven a diario atestadas de vehículos a ambos lados aun en lugares que son solo residenciales.

Estas hileras de carros crean el inconveniente de que muchas personas no pueden entrar a su casa porque un vehículo mal estacionado se lo dificulta, pero quizás lo más preocupante es que personas sin tener marquesina no quieren que nadie se para frente o cerca de su casa como si la calzada fuera parte de la vivienda.

El detonante de estos enfrentamientos es simple. En un barrio donde son muy pocas casas que tienen parqueos, pero por el contrario pueden tener hasta tres vehículos, las personas no tienen más opción que pararse en cualquier lugar sin importar a quien molesten.

“Recuerde que usted alquilo una casa sin parqueo, así que no puede dejarme ese carro ahí hasta que le dé su gana”, “Usted lo que debe es saber que la calle es libre y puedo parquearme donde quiera, si no hay una marquesina o alguna prohibición en el lugar”, fue una discusión entre dos personas en una calle de Alma Rosa.

Son muchos dueños de vivienda que han puesto letrero de “No estacione”, o ponen algún obstáculo para que nadie le pare un carro en su entorno. Sin embargo, la Ley 63-17 específica los lugares donde no se puede estacionar un vehículo, lo que quiere decir, que se podrán usar como parqueos todos los lugares en calles que no tengan una prohibición para hacerlo.

Son dos bandos que se enfrentan en este particular inconveniente. Están quienes buscan un lugar donde dejar su vehículo cuando regresan a sus hogares o están de visita en el lugar y quienes defienden el frente de sus viviendas o negocios, marcando un territorio que es un espacio público.

Comercios

Ya es algo normal en barrios y calles del Gran Santo Domingo ver casas y establecimientos comerciales como: colmados, cafeterías, talleres, gomeras, tiendas de celulares, y un gran etc. con indicaciones u objetos que los propietarios colocan para impedir que se estacionen vehículos frente a sus locales o viviendas, porque dificultan el acceso o la movilidad en sus frentes.

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Huacales de refrescos o cervezas, sillas plásticas, letreros, gomas de carro en desuso, tanques, latas con cementos, conos lumínicos, entre otros objetos son puestos en los frentes y laterales de casas y establecimientos comerciales en procura de prohibir que personas que no tengan nada que ver con el inmueble estacionen sus vehículos, dificultando el libre acceso de las personas que deseen acceder al lugar.

Caos permanente

La falta de garajes y la proliferación de hogares sin marquesinas que poseen hasta tres vehículos, los cuales terminan ocupando la vía pública, ha originado a una situación caótica en la que los carros se estacionan a ambos lados de las calles, dejando apenas un estrecho carril para el tránsito.

Esta práctica no solo genera una gran dificultad para circular, sino que también pone en riesgo a peatones y conductores, haciendo casi imposible la fluidez del tráfico, pero lo que es peor está originando discusiones ya que nadie quiere ceder el lugar público que le queda en el entorno de su hogar.

El déficit de estacionamientos públicos y privados en los barrios más importante de la ciudad es un factor determinante. Los residentes de algunos sectores deben lidiar diariamente con la frustración de no tener un lugar seguro donde dejar sus vehículos.

Este panorama de calles atestadas y conflictos constantes no solo deteriora la convivencia comunitaria, sino que también subraya la necesidad de un plan integral que combine la regulación del tránsito con el desarrollo de infraestructuras adecuadas para la creciente demanda de estacionamiento en la capital.

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De no ser así la guerra por un espacio para parquearse seguirá cobrando víctimas, y las calles seguirán siendo campo de batalla en las puertas de sus propias casas.

Intrant y Digesset deben aplicar regulaciones en los barrios

Mejorar la calidad y frecuencia del transporte público puede reducir la dependencia de vehículos privados, disminuyendo así la necesidad de estacionamientos.

También se pueden desarrollar espacios de estacionamiento públicos en áreas estratégicas, como plazas o terrenos baldíos, y así ofrecer soluciones inmediatas para aliviar la congestión en las calles.

Ya es tiempo de que el gobierno y las alcaldías inicien a incentivar el uso de bicicletas y scooters, así como promover caminatas, contribuye a descongestionar las calles.

Aunque ya los nuevos complejos habitacionales tienen sus parqueos en los barrios del Gran Santo Domingo, aun no se contempla el desarrollo de viviendas con parqueos integrados obligatorio. En nuevos proyectos de construcción, es crucial incluir soluciones de estacionamiento adecuadas que respondan a la demanda de la comunidad.

Implementar una combinación de estas estrategias de educación y concientización podría contribuir significativamente a mitigar el problema del estacionamiento en los barrios de la capital.

Jorge González

Periodista, fotógrafo, reportajista y editor fotográfico de El Nacional