La coyuntura política surgida como resultado de la oposición de un sector que adversaba enconadamente al fallecido José Francisco Peña Gómez, el mayor líder de masas de nuestro tiempo pero con la más alta tasa de rechazo entre los aspirantes presidenciales en el ámbito del proceso electoral de 1996, posibilitó que un joven Leonel Fernández Reyna ascendiera a la primera magistratura del Estado, la presidencia de la República.
Esta subida coincidió con el declive de los dos grandes líderes que polarizaban el escenario partidario y político, Joaquín Balaguer y Juan Bosch, y con la abierta voluntad de este último de dejar progresar los nuevos liderazgos que, como el de Leonel, florecían a lo interno del Partido de la Liberación Dominicana.
Desde aquel episodio que originó el “Nuevo camino”, eslogan pegado por Fernández para publicitar su plataforma electoral, el ambiente político estaba ausente de una circunstancia, como la actual, tan favorable para la promoción de potenciales candidatos, dotados de reales condiciones, en el partido morado.
Concesiones mesiánicas y la ambición de poder se han conjugado para crear un tranque nunca visto a lo interno del partido oficial que, en primera fase, amenaza su unidad interna y en una segunda su permanencia en el poder más allá del 2016, y quien sabe hasta cuándo si la razón no se impone.
El cierre gira en torno a las propuestas y presiones de los dirigentes que apoyan la reelección del presidente Danilo Medina, a pesar del impedimento constitucional y los que claman por la vuelta del ex presidente Fernández, con una tasa de rechazo similar a la que en su momento afectó a Peña Gómez que rodean de incertidumbre sus posibilidades para ganar las elecciones de mayo del 2016.
En el orden, la disciplina y la unidad descansan la fortaleza que han hecho la diferencia entre el PLD y los demás partidos de nuestro sistema. Esas cualidades, bien valoradas por los ciudadanos, hicieron posible el retorno al poder del peledeísmo a la Casa de Gobierno luego de perder las elecciones en el año 2000 y permanecer fuera hasta el 2004.
El aspirante presidencial y estratega político Francisco Javier ha advertido del peligro de un fraccionamiento en el seno de la dirección peledeista. “Divide y vencerás”, reza la lapidaria frase de Maquiavelo.