Más allá de sus causas o razones, el cambio climático está transformando la forma en que el ser humano se relaciona con su entorno. “Es decir, el frío es frío, el calor es calor y siempre hemos tenido ciertos grados de estaciones para ello. Ahora estamos teniendo un calor exagerado”, así lo señala el doctor Javier Pérez-Fernández.
Agrega que “también estamos teniendo momentos de inundaciones, incluso hay zonas donde el frío se ha hecho más feroz. Entonces, todo eso obviamente crea unas condiciones más hostiles para el ser humano y cambia la manera en que se ha preparado para enfrentar estos fenómenos meteorológicos que, de alguna manera, en la última década, hemos notado mucho más rápidos”, resalta Pérez Fernández, director médico de la Unidad de Cuidados Críticos de Baptist Healt.
Afirma que las enfermedades respiratorias son quizá el punto más débil del ser humano en cuanto a las condiciones meteorológicas, ya que el calor produce un aumento en las deficiencias respiratorias de aquellas personas, sobre todo las que se encuentran con estas enfermedades en estado crónico.

Pone como ejemplo las personas que puedan tener asma, bronquitis crónica, las personas con enfisema y otras enfermedades, se afectan mucho más rápidamente debido al calor.
“Muchas veces oímos a las personas del tiempo en los noticieros que nos hablan de la presión atmosférica, que es el peso que la atmósfera tiene sobre el ser humano”, dice el especialista.
Añade que “el calor produce más peso dentro de la atmósfera, y esto también genera una dificultad mayor para respirar. Esto, sin duda, se traduce en un aumento en la dificultad respiratoria”.
Pérez indica que las olas de calor, además de afectar físicamente, también repercuten en la salud mental. “Limitan las actividades al aire libre, generan temor, aumentan el aislamiento y crean un círculo vicioso que deteriora el bienestar psicológico”, explica.
Señala que los grupos más vulnerables incluyen a niños, especialmente recién nacidos, adultos mayores y personas con enfermedades crónicas.
“En ellos la menor reserva de agua corporal impide regular adecuadamente la temperatura, acelerando los efectos del calor extremo”, dice.
En cuanto a la preparación del sector salud, el especialista asegura que existen protocolos para tratar emergencias relacionadas con temperaturas extremas, como el “choque de calor”.
“En el sistema de salud de Baptist tenemos protocolos claramente establecidos para el tratamiento de la ola de calor. ¿Por qué? Pues porque nosotros vivimos en una zona del mundo donde el calor es frecuente y es más probable. El problema está cuando esto ocurre en zonas del globo donde no están preparados. Si hay una ola de calor en Alaska, es muy difícil que ellos estén preparados para tratarla, porque no están expuestos al calor”, resalta.
En cuanto a las medidas preventivas que se pueden tomar desde la atención primaria para mitigar estos efectos en la salud, dice que es muy importante señalar que las campañas de salud pública son importantes.
“Desde el sistema de salud de Baptist tenemos muchas campañas comunitarias, lo que significa que vamos a la comunidad, no esperamos que la comunidad venga al hospital”.
Agrega que cuentan con campañas de salud, conferencias que realizan de manera gratuita en muchos lugares, desde escuelas y teatros hasta centros públicos, donde explican qué hacer cuando llega la época del calor y cómo minimizar sus efectos. “En época de huracanes les explicamos a las personas qué deben hacer para protegerse”, puntualiza.