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La última cena

La última cena

Alberto Taveras

Hoy conmemoramos la última cena, celebrada por Jesús junto a sus discípulos hace más de dos mil años, legando a la humanidad inmortales lecciones.

Este acontecimiento se encuentra no solo en el centro de la liturgia del cristianismo, sino que también fue un momento esencial en la construcción de una nueva religión.

Como todo lo que rodea la muerte de Jesús, este episodio, que se conmemora el Jueves Santo, se mueve en un inmenso terreno en el que se mezclan la fe, la teología y la historia.

Los discípulos que se encontraban presente en la última cena fueron Bartolomé, Santiago el Menor, Andrés, Judas Iscariote, Simón Pedro, Juan, Jesucristo, Tomás, Santiago el Mayor, Felipe, Mateo, Judas Tadeo y Simón el Zelote.

Jesús, la noche en que fue entregado, tomó pan y, después de dar gracias, lo partió diciendo: «Esto es mi cuerpo, que es entregado por ustedes; hagan esto en memoria mía.»

De igual manera, tomando la copa, después de haber cenado, dijo: «Esta copa es la Nueva Alianza en mi sangre», dejando así instaurada la Eucaristía.

Les dijo a sus apóstoles que debían amarse unos a otros como Él les había amado y que si lo hacían, la gente sabría que ellos eran discípulos de Él, que fueran unidos y les prometió que si vivían el Evangelio, su fruto, sus obras serían buenas.

Les dijo que si los apóstoles lo amaban a Él, guardarían sus mandamientos.
Les prometió el don del Espíritu Santo, y éste les enseñaría todo lo que necesitaban saber.
El Espíritu Santo ayudaría a los apóstoles a recordar las cosas que Él les había enseñado, y que era como una vid, y los discípulos son como los pámpanos o ramas de la vid.

Sólo un pámpano o rama que esté bien sujeto a la vid puede producir buen fruto.
Jesús y los apóstoles fueron al jardín de Getsemaní, Judas no los acompañó, ya que fue a decirles a los líderes judíos dónde estaba Jesús hasta que finalmente lo entregó a las autoridades quienes lo crucificaron.

La Semana Santa que es celebrada por el pueblo cristiano, se reflexiona sobre la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo a partir del Domingo de Ramos y que finaliza el Domingo de Pascua.

El testimonio y mensaje que nos legó Jesucristo con sus obras y prodigios, llena a la humanidad de esperanza y nos enseña que ciertamente somos obra de la creación de un ser superior y excelso, donde el amor es el verdadero camino de la felicidad para una vida plena y feliz.

Que la última cena y su legado, sea cena de vida en nuestras últimas causas.