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Por considerarlo de interés, reproduzco la segunda parte de un fragmento de un discurso de Balaguer ante la Asamblea Nacional, que aún hoy mantiene plena vigencia.
Hay un problema, que está pendiente y que urge resolver, me refiero al de la crisis que abate a la justicia dominicana, ese problema no se ha resuelto, no por voluntad del gobierno, sino de los partidos políticos, que tienen representación en el senado de la República, creo que un hombre puede vivir y de hecho vive en muchas partes de nuestro continente, sin agua, sin transporte, sin luz, pero ningún hombre ni ningún pueblo puede vivir sin una justicia confiable, una justicia, que nos garantice a todos el respeto a nuestros derechos más elementales, por eso urjo al congreso nacional, en este caso al senado de la República, para que ese problema sea resuelto con la mayor rapidez que sea posible,
Necesitamos, renovar la justicia, no porque toda sea corrupta, existen, la mayoría de los jueces lo son, gentes honorables en la judicatura, pero es preciso que, de ahora en adelante, los sean todos, que todos los que integren la futura judicatura dominicana, sepan que la vara que se les entrega a cada uno de ellos para medir a los demás, debe permanecer en sus manos, limpia como el paño de un altar y recta como la asta de una bandera.
Otro problema, que no puedo silenciar es el que se relaciona con nuestra política hacia Haití, creo que las dos naciones, arrinconadas en una sola isla, de apenas 78,000 km2, deben vivir unidos, como dos hermanos siameses, pero separados políticamente, porque somos dos etnias distintas.
Los haitianos no se resignarían jamás a formar parte de una sola República, presidida por la República Dominicana, todos ellos son nacionalistas, rabiosamente nacionalistas, nosotros también lo somos.
Toussaint Louverture, murió de frío y de tristeza en el Fuerte de de Joux, porque no quiso vivir como un esclavo bajo la bota francesa, Duarte murió también en el destierro, porque se opuso siempre a la fórmula haitiana, de la una indivisible, pero ambos pueblos, esta
mos conscientes de que necesitamos unirnos, para enfrentar no solo los problemas que nos depara el destino, sino también la injerencia extranjera.
Soy pues partidario, de una estrecha unión con Haití, en el comercio, en el desarrollo económico, en los planes relacionados con la salud y con la educación y sobre todo con los planes que se relacionan con la supervivencia de nuestros dos países desde el punto de vista ecológico, somos tan celosos de la conservación de las tierras de Haití, de la conservación de su foresta, como somos celosos de la conservación de la nuestra.
En días recientes, le anoté a un distinguido funcionario haitiano que me visitó en el palacio nacional, que yo me había preocupado por la conservación de los recursos de Haití, de los recursos naturales de la región haitiana, que como prueba de ello le podría citar el caso, de la loma llamada de Nalga Maco, donde nace el Artibonito, un río que nace en tierra dominicana, pero que corre sobre territorio haitiano, esa es una medida, que indica el pensamiento que nos une a los dos países, para la supervivencia de nuestros suelos, para la conservación de nuestras riquezas naturales.
Por: Juan Matos
juanmatos@gmail.com