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Las barcazas del Ozama

Las barcazas del Ozama

José Antonio Torres

Se entiende por contaminación acústica la presencia en el ambiente de ruidos o vibraciones, cualquiera que sea el emisor acústico que los origine, que impliquen molestia, riesgo o daño para las personas, o que afecten el desarrollo de la vida aves, o cualquier especie marina.

De ahí que la contaminación térmica, del aire, el ruido y la vibración que producen las dos barcazas de generación eléctrica propiedad de Seaboard Transcontinental ubicadas sobre el río Ozama afectan gravemente la salud de los moradores de la zona y el ecosistema marino.

Sobre ese caso particular, el científico de la Alianza Mundial de Derecho Ambiental,
Gregory Howars, dirigió un estudio en el que se determinó que esas plantas constituyen una amenaza real para la salud de los residentes en los barrios aledaños, así como para los microorganismo y especies acuáticas que habitan en el río Ozama.

El estudio refiere la presencia de contaminantes del aire, tales como los óxidos de nitrógeno, cuya exposición al NO2 que es el principal de estos, provoca irritación del tracto respiratorio, broncoconstricción y dificultad para respirar, ataques de asma y aumenta el riesgo de infecciones respiratorias.

Menciona además que las emisiones de óxidos de azufre forman partículas contaminantes que alteran el desarrollo de la función pulmonar en los niños y contribuye al deterioro de la función pulmonar en los adultos; causa y agrava el asma y enfermedades cardiovasculares.

Este tema ha sido debatido en otras ocasiones, y recuerdo que en una de ella salió a relucir que los motores que usan las barcazas cumplen con los estándares de la Organización Marítima Internacional (OMI) para los contaminantes del aire, olvidando los exponentes que los motores a los que hace referencia la norma de la OMI es a los diseñados para barcos que se la pasan navegando en el mar o atracan brevemente en el puertos.

Científicamente se ha demostrado que la presencia de contaminación por ruido y vibraciones es una fuente de malestar y graves problemas para la salud de las personas que las reciben de manera permanente; de modo que esas plantas sí dañan la salud de la gente y afectan la biodiversidad marina en el Ozama.

De modo que se hace imperiosa la necesidad de su traslado o que se cambie el sistema de generación de electricidad.