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Las Raquel de Abinader

Las Raquel de Abinader

Luis Pérez Casanova

Con frecuencia se señala que el gabinete del presidente Luis Abinader no marcha a la misma velocidad que él en cuanto a atenciones a la ciudadanía y promoción de las obras y los logros del Gobierno en estos tres años de gestión.

Con las energías de Abinader, a quien solo el covid puso en receso por unos días, es difícil que ningún funcionario, y menos de esos que se consideran amos y señores de sus puestos, puedan seguirle los pasos en materia de trabajo.

Hay muchos funcionarios, no precisamente de la fría área técnica, que los votos que aportarían a una reelección de Abinader son los suyos, de familiares y relacionados. Son los servidores que además de su incapacidad para dar respuestas a crisis tratan con desprecio a los militantes del partido que los llevó al poder, amparándose en un rechazo al clientelismo. Es verdad que el empleo supernumerario, las dádivas y algunos programas públicos son perniciosos, pero no ha de olvidarse que este país todavía adolece de un desarrollo productivo que permita reducir el clientelismo a su mínima expresión.

Suerte que esa deficiencia y deshumanización de integrantes del gabinete Abinader ha tenido la fortuna de compensarlas con el trabajo de la vicepresidenta Raquel Peña y de su esposa Raquel Arbaje. Ambas proyectan no solo una cálida empatía, sino que han sabido cumplir a cabalidad con sus responsabilidades. La vicepresidenta, tallada a la medida de la visión del proyecto del mandatario, demostró su capacidad gerencial con el trabajo que desplegó como coordinadora del gabinete de salud que diseñó y ejecutó la estrategia para enfrentar con éxito la pandemia sanitaria.

La otra Raquel, Arbaje, ha estado presente dondequiera que una madre, soltera o no, ha demandado algún tipo de asistencia médica y hasta material. Y lo ha hecho sin baterías de camarógrafos, fotógrafos y periodistas. Se sabe que incluso ha acudido a determinados lugares con una escolta casi simbólica. Gracias a ella se han implementado programas de prevención contra el cáncer de mama, de asistencia psicológica a víctimas o huérfanos de violencia familiar y de hospitalización de personas carentes de recursos.

En las Raquel, Abinader ha encontrado un valioso soporte para revestir su Gobierno de ese rostro humano, eficiente y solidario de que ha carecido en gran medida su gabinete. En algunos, hay que decirlo, su falla ha sido la incapacidad para articular estrategias de comunicación para enfrentar los problemas con que han tenido que lidiar. Si todavía falta un retoque para completar el cuadro, entonces ahí está la imagen de la honradez y la transparencia personificada en Milagros Ortiz Bosch.