El filósofo griego Aristóteles, llamado el Estagerita, por el hecho de haber nacido en la ciudad de Estagira, abandonó este mundo sin cambiar de parecer, en el sentido de que el hombre por naturaleza tiende a buscar el saber como un modo de definición de su propia existencia y luego añadió a sus observaciones, que el asombro ante lo »inexplicable»empuja a los seres humanos a »filosofar».
De ahí, que muchos analistas han tratado de explicar la crisis que está planteada en el PLD y otros, no acaban de entender las aspiraciones del presidente del partido morado: Leonel Fernández. Al ex presidente se le ha llamado tozudo, suicida, ambicioso y hasta megalómano.
Quienes así lo han hecho, han obviado que el ex jefe de Estado es un político audaz, pragmático, sagaz y con un sentido agudo de la oportunidad. Sólo así se explica el que haya gobernado el país en tres ocasiones.
He tratado de demostrar en una serie de artículos, que lo que ocurre en el PLD es fruto de las mismas leyes de la política en su carácter de ciencia. Es más, a veces pienso, que ni el mismo presidente Danilo Medina y sus seguidores, así como los acólitos del ex presidente Leonel Fernández han valorado en términos históricos y hasta filosóficos, el porqué el ya tres veces presidente de la República está obligado a presentarse como candidato presidencial.
Quizás el concepto de Voluntad de poder que Friedrich Nietzsche desarrolló en su libro »La voluntad del poder»sea el más apropiado para comprender porque el expresidente Leonel Fernández intenta volver a la presidencia.
El no hacerlo, sería lanzarse al precipicio, negarse la posibilidad de superarse a si mismo, darse una segunda oportunidad para transformarse en forma y fondo. En fin, »pasar el juicio de la historia». No sería el único, ya sabemos que hay dos Heidegger, dos máximo Gómez y hasta dos Caamaño.
Quienes se dejen arrastrar por el odio, nunca podrán analizar con objetivad la figura histórica del ex mandatario.
La voluntad de poder del presidente Fernández trasciende lo meramente cotidiano para insertarse en lo histórico, en su sobrevivencia, en borrar frustraciones, en escribir una nueva historia desde el poder, de donde se impone »la verdad»: la verdad del poder.
La candidatura de Leonel es irreversible, es un pacto con la historia, una decisión de sobrevivencia y protección a su élite de poder. Solamente el presidente Danilo Medina tiene fuerza para tratar de detenerlo, pero no mediante la reelección, sino apoyando a otro candidato.
Mientras tanto, la oposición recoge todas las declaraciones ofensivas de quienes enfrentan a Leonel en su propio partido para usarlas en la campaña electoral.
El país está en ascuas. Y todos esperamos el 19 de abril con más ansías que las que tuvo el Coronel de García Márquez en espera de la famosa carta, en la novela »El coronel no tiene quien le escriba.