En un país como este, donde sus gobiernos, ciudadanos y líderes políticos se ufanan de ser respetuosos y defensores rabiosos de su andamiaje legal, resulta contradictorio que sea uno de esos actores quien violente las leyes que lo sustentan.

No puede aceptarse como quien ve llover y hasta con ciertos aires de conformidad, que una organización política, candidato presidencial, presidente de la República o dirigente político viole nuestras leyes y la reacción siga siendo la resignación.

¿Cuándo se terminará de entender que nadie, nadie, absolutamente nadie, nadie, está por encima de las leyes y la Constitución? Ha llegado la hora y el momento de actuar, el deterioro institucional no se puede seguir permitiendo en pleno siglo XXI, ya está bueno de irrespeto.

La estridencia de una campaña electoral por más elevado que esté su tono, jamás puede transgredir ni llevarse por delante la Constitución, leyes, normas y reglamentos. Las leyes son las leyes y punto.

¿Cómo es posible que el actual presidente Luis Abinader haya inaugurado en plena campaña electoral municipal una extensión de la UASD en el municipio de Baní y todo bien, gracias. Ese acto representa por si no lo sabía, señor Presidente, una violación grosera e inaceptable del artículo 210 de la ley 20-23, Orgánica del Régimen Electoral el cual indica que están prohibidos los actos de gobierno, pues la publicidad de las inauguraciones del gobierno, son actos que inciden e impactan a favor de los candidatos del partido del gobierno. Y lo peor, ¡viola la ley!