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Libre pensar

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Honor y sangre suicida

Los avatares de las fechas agitadas pasman y aturden los hemisferios cerebrales, en desgarrones que desembocan en suicidios. En las lides políticas y estatales, a menudo se tributa como una escapada para eludir las sentencias, y para salvar el honor con su propia sangre.

Presidentes de la República y otras figuras públicas dominicanas, latinoamericanas y universales han acudido, sigilosamente, a la privación voluntaria de la existencia humana, para redimir martirios y despejar incertidumbres, en sorpresas que nos dejan patitiesos.

El 17 de abril de 2019, el dos veces secretario general del Partido Aprista Peruano, Alán García, presidente del Perú en 1985-1990 y 2006-2011, se disparó mortalmente, mientras agentes policiales le aguardaban para arrestarlo y cumplir una orden del Segundo Juzgado Anticorrupción. Se le imputaba lavado de activos emanado de sobornos de la constructora brasileña Odebrecht.

Con esa precipitación se libró de un juicio penal, y se condenó anticipadamente. ¿Por qué tomó esa decisión autolesiva si se sabía inocente?, pero se salvó porque automáticamente quedó fuera del expediente judicial, no le decomisaron bienes, y limpió su nombre.

Políticos y exfuncionarios se inmolan para vadear la humillación, la ergástula o la bandalización de sus cadáveres, como chispeó con el expresidente absolutista de Italia Benito Mussolini, ante la inminente derrota de Alemania, durante la Segunda Guerra Mundial.

En República Dominicana se autoinmolaron el expresidente tirano Pedro Santana, en 1864 (iba a ser juzgado en Cuba, por indisciplina, por el anexionista Gobierno español), el poeta Gastón Fernando Deligne, en 1913 (estaba abatido por la lepra) y el presidente Antonio Guzmán Fernández, en 1982 (deprimido por la incertidumbre de ser juzgado por corrupción).

En el siglo XXI, se ausentaron Fernando Bermúdez, candidato a diputado por el Partido Revolucionario Moderno (PRM, 2015). Domingo Rivas, alcalde de Villa Vásquez, 2019. Wilmer Ramírez, aspirante a diputado del Partido de la Liberación Dominicana (PLD, 2020). César Prieto, ex superintendente de Electricidad y alto dirigente del PLD, 2020.

Modesto Casilla Mancebo, dirigente del PLD, 2021. Reinaldo Pared Pérez, expresidente del Senado y secretario general ad vitam de la precitada organización política.

Los suicidios germinan por agentes psicopatológicos, como la bipolaridad o la depresión; predisposiciones hereditarias, por fanatismo religioso, filosofía, despechos sentimentales y aprensiones político-militares relacionados con la dignidad.

Privarse de la sobrevivencia ha sido concebido como un pecado, un delito y la liberación del sufrimiento y la condena. Para un diagnóstico real de un desfallecimiento espiritual/corporal, se requiere una investigación forense y una evaluación profunda, aunque parece que algunos suicidios dominicanos se encasillan en la descarga de las dolencias y la sanción comunitaria y judicial.