La huelga de más de 24 horas en el convulso municipio de Licey al Medio, Santiago, representa un mensaje que las autoridades tienen que captar en toda su expresión.

Por las razones que fueren no se puede perder de vista que el comercio, el transporte y las labores educativas se paralizaron casi en su totalidad.

A pesar de los habituales disturbios y enfrentamientos entre manifestantes y agentes de la Policía por fortuna no se reportaron muertos ni heridos durante la huelga que se convocó en demanda de obras sociales. Licey al Medio tiene la peculiaridad de contar con organizaciones que se preocupan por sus problemas, aunque se disienta del método para hacer los reclamos.

En esta ocasión la convocatoria fue en demanda de la reconstrucción de la carretera de Limonal Arriba, un sistema cloacal y otras de menor envergadura.

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Los reclamos no son para paralizar las actividades y generar tensiones, pero es posible que, amén de que algunos vieron en el movimiento la idea de ganar algún capital político, también se hastiaran de la indiferencia o las falsas promesas de las autoridades.

Pero sin importar las razones el movimiento es para que el Gobierno preste más atención a las necesidades de las comunidades o mejore la comunicación.

No se descarta que tras la chispa de Licey al Medio otras comunidades se aboquen a llamar a paros, que siempre generan tensión y trastornan el orden público.