Tras una intensa campaña proselitista, que se extendió más allá del límite, ha llegado la hora de que 8,145,548 ciudadanos decidan a través de las urnas las autoridades que regirán los destinos nacionales por los próximos cuatro años.
Del total de empadronados 7,281,763 podrán ejercer el derecho al voto en el país y 863,785 en el exterior, clasificados en 4,177,07 mujeres (51.28 %) y 3,969,181 hombres (48.72 %).
Además del Presidente y vicepresidente de la República, en las elecciones se escogerán 32 senadores, 190 diputados, entre los cuales hay cinco nacionales y 7 de ultramar.
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También se escogerán a 20 legisladores al Parlamento Centroamericano (Parlacen). Los procesos, a los que se supone que se va a perder o ganar, nunca han estado exentos de traumas.
Pero hasta el último momento la JCE se ha ocupado de habilitar los colegios, distribuir los materiales y tomar medidas para garantizar el orden y la seguridad, además de evitar violaciones de las leyes electorales.
Sin embargo, candidatos y partidos pueden contribuir con el civismo exhortando a sus seguidores a abstenerse de discusiones, confrontaciones o cualquier acto de violencia para que estas elecciones, que han marcado un antes y un después, culminen con broche de oro.
Independientemente de los resultados, que siempre dejan sus ronchas, la imagen del país debe quedar bien parada. Si las votaciones son transparentes no hay razones para que partidos y candidatos desconozcan los resultados.