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Luces y sombras de la política exterior RD

Luces y sombras de la política exterior RD

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 Aunque sabemos que el histórico “canciller rojo” no cesa en su laborantismo en las sombras, no puede aceptarse la política imperialista de la China de Xi Jing Ping, que solo a los países pequeños, débiles o vulnerables, les impide abrir una oficina de intereses con Taiwán.

!Hasta Danilo Medina rechazo esa cláusula de exclusión! China, reforzada con su diplomacia de vacunas, tiene un doble rasero: a las naciones grandes y poderosas nunca le hará lo mismo que hizo con Lituania.

Con los países pequeños del Caribe procede con igual actitud abusiva con que actuó frente al pequeño país báltico, y después quiere negar su marca de neoimperialismo, tras un falso discurso de diplomacia respetuosa de la soberanía de los pueblos.

República Dominicana debe establecer en el futuro una oficina de relaciones de intereses con Taiwán, aunque no le guste a China. Una nación pequeña como la nuestra debe tener política exterior firme, clara, coherente, basada en principios y valores, que cuide sus alianzas y sus intereses, que no olvide la historia ni descuide la geoestrategia de las potencias.

Al principio del gobierno se anuncio que estudiamos trasladar la embajada dominicana desde Tel Aviv a Jerusalén, pero luego,  sorprendentemente, cuando Hamas lanzó tres mil cohetes contra Israel llamamos “a negociar una solución pacífica” con ese grupo terrorista.

Es necesario que el Gobierno y la oposición tomen conciencia de que la región del Caribe está siendo convertida en uno de los escenarios más críticos de la cuarta guerra mundial-guerra de cuarta generación- guerra híbrida.

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Se impone adoptar políticas de Estado que nos preserven y protejan. China, Rusia e Irán-también Turquía-,  tienen un marcado interés geopolítico en el  Caribe, y particularmente en Haití, donde se está armando un escenario de guerra civil con muchos componentes explosivos, que podría ser trasladado a toda la isla y luego a toda la región.

República Dominicana debe tener plena comprensión del enorme riesgo. En la política entre los estados y los organismos internacionales lo que más cuenta son los hechos, las acciones, no los discursos, o las poses.

Si los hechos no respaldan coherentemente las propuestas y los discursos, se produce el peor de los efectos, los resultados son contraproducentes.

La ambigüedad de sectores del gobierno frente a los ataques a la crucial cuestión de soberanía de la nacionalidad dominicana, conforme fue zanjada y reafirmada por sentencia TC 168/13, solo está estimulando a la facción antinacional y las fuerzas foráneas a continuar con el perverso designio de derribarla, aunque terminen generando un conflicto mayor, pues es algo que nunca se aceptará !Pase lo que pase!

También, los ataques incesantes a la integridad demográfica de República Dominicana, fomentando la cultura de la muerte-con la legalización del aborto, la desintegración familiar y la promiscuidad sexual y contracepción alegre, que afecta la tasa de fertilidad de la población-, deberían ser rechazados por una política exterior previsora y responsable, ya que los mismos, son tan destructivos y desestabilizadores como la ocupación haitiana y el maligno intercambio de poblaciones.

Reitero: defensa de la vida, la estructura familiar y la fe religiosa, son clave para preservar la integridad demográfica de RD-nuestro capital humano y social-, que es tanto o más importante que la integridad territorial.

Por tanto, constituye un asunto de Estado trascendental: mayor descuido frente al asedio herodiano, nos liquida y diluye como nación en dos o tres generaciones.

Preocupa mucho también que “protectorado” de los organismos internacionales y de los poderes globalistas sobre RD avanza. Cada día se nota más su incidencia: en el debate del aborto y la agenda de género fue más que evidente, igual que en la política de migración y control de armas.

Lamentablemente, en el gobierno hay muchos que asumen esos falsos estándares de progreso y de protección a los derechos humanos.

Los dominicanos debemos resistir unidos en todos los frentes, y razones y argumentos no nos faltan para aislar a la facción antinacional que secunda sus planes de disolución nacional, de destrucción de la identidad.

El Gobierno de Luis Abinader está bien enfocado en atraer inversiones foráneas, y es justo reconocer sus importantes logros. La coyuntura internacional es muy favorable: debemos aprovechar el reordenamiento de las cadenas de suministro que ya está en curso, pero advertimos qué hay campos donde los monopolios de siempre están creando ruidos y obstáculos mayores: un buen ejemplo es el informático donde se precisa de competencia, transparencia y seguridad estratégica .

Unos traspiés en esa áreas pueden afectar la política general que es acertada, ya que los jugadores en ese campo son de clase mundial. Lo mismo decimos con la política fitosanitaria y de seguridad animal.

Hay definiciones de asuntos que no deben postergarse. Ya cuestan mucho.

Por Pelegrín Castillo Semán
Especial para El Nacional

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