Hoy escribo con el inmenso dolor de saber que, inesperadamente, un valioso joven dominicano ha partido debido a un flagelo que debe ser enfrentado por la sociedad toda: los accidentes de tránsito, que pueden ocurrir en cualquier momento, pero que necesitan de mayores esfuerzos preventivos para reducir su incidencia y marca de dolor en la familia dominicana.
Los accidentes viales han pasado a ser la primera causa de muertes prematuras en República Dominicana, situación a la que han contribuido la cantidad y condición del parque vehicular respecto del cual nuestras vías públicas de movilidad son ya insuficientes.
Escribo a propósito de la desaparición física de Luis José Gutiérrez Valera (Luijo), esposo de Anali Rivas Goris, una joven esposa y madre, hija de la periodista y editora Dania Goris Rodríguez, nuestra colega desde las aulas universitarias de la UASD y en varios puestos de trabajo, incluyendo El Nacional y su suplemento artístico ¡Que Pasa!
Hemos acompañado en su dolor a esta familia, y expresado nuestras condolencias y las de la Asociación Dominicana de Prensa Turística, de la cual fue presidenta Dania Goris. El inesperado fallecimiento, provocado por razones mecánicas del vehículo de Luijo nos ha dejado una sentida manifestación de dolor y nos hace preguntar: ¿Qué podemos hacer para reducir la cuota de luto y sangre de los accidente viales?
El tema es complejo, pero ahora se dan condiciones que no habíamos tenido, es el momento histórico adecuado para frenar esta oleada de sangre y dolor.
Autoridades y ciudadanía tienen que aunar esfuerzos para desarrollar acciones extraordinarias de prevención y mitigación de esta epidemia. Los accidentes de tránsito junto a la violencia de género son dos de las causas que deben ser enfrentadas por constituir una vergüenza a nosotros como nación supuestamente civilizada.