El presidente Luis Abinader; el ministro de Defensa Carlos Antonio Fernández y el ministro de Cultura Roberto Salcedo frente a los restos del luchador antitrujillista Juancito Rodríguez, llevados ayer al Panteón de la Patria. / Guillermo Burgos.
Santo Domingo.-El presidente Luis Abinader garantizó el sábado que nunca permitirá en la República Dominicana una dictadura al rendir homenaje al luchador antitrujillista, Juan Rodríguez García (Juancito Rodríguez) y disponer que sus restos sean llevados al Panteón Nacional.
Con una salva de 13 cañonazos y la interpretación del Himno Nacional se dio inicio a los honores en la explanada del Palacio Nacional. La urna con los restos fueron llevados a la escalinata del Palacio Nacional.
“Te garantizamos que seguiremos por la senda de la libertad y la democracia, sin permitir que nunca jamás pueda erigirse un régimen tan funesto como la sangrienta tiranía de Rafael Leónidas Trujillo”, dijo el mandatario.
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“Es éste el más justo tributo que la República puede ofrendarte, para que tu nombre, tu gesta y el enorme sacrificio que hiciste por nosotros sea conocido por todos; para que las generaciones presentes y futuras sepan que tu lucha no fue en vano; para que tu ejemplo cale y viva en nuestros corazones; para que en cada uno de nosotros crezca un nuevo ciudadano para defender la Patria”, añadió.
La exhumación fue realizada en el cementerio municipal de Moca, con los honores militares correspondientes.
El jefe de Estado dijo que Rodríguez al notar los abusos continuos, las persecuciones y la diatriba sangrienta del régimen, tomó la decisión de enfrentar con valentía y sin reservas la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo.
“Esto tuvo un costo terrible para él y su familia: el tirano con saña desmedida quebró su vida, robó sus tierras, destruyó su patrimonio hasta la desaparición total de su fortuna. El régimen arrasó con su hacienda, persiguió a su familia y asesinó a sus colaboradores”, precisó.
La ceremonia abarcó cinco guardia de honor, iniciando la primera con el presidente Abinader; el ministro de Defensa, Carlos Antonio Fernández Onofre; la ministra de Interior y Policía Faride Raful y el ministro de Cultura, Roberto Ángel Salcedo.

El mandatario dijo que hoy rendimos un acto de justicia histórica al trasladar al Panteón de la Patria los restos del general Juancito Rodríguez, símbolo de la lucha contra la tiranía trujillista y ejemplo de entrega total a la libertad y la democracia dominicanas.
Dijo que con ese homenaje, la República Dominicana reconoce el sacrificio de un hombre que eligió el lado sagrado de la Patria y que con su vida trazó los cimientos de nuestra democracia.
Mediante decreto 288-25, del 30 de mayo, el mandatario dispuso que sus restos reposen entre los inmortales —héroes, mártires y estadistas—, en ese recinto donde se honra la memoria de quienes dieron todo por la Nación. Desde allí, su ejemplo seguirá inspirando a las generaciones presentes y futuras.
Juancito Rodríguez nació en Moca en 1886. Hacendado próspero en Barranca, La Vega, amasó fortuna gracias a su esfuerzo. Pero cuando la dictadura asfixió las libertades, abandonó el confort para abrazar la causa de la justicia. Fue senador y diputado.
Tuvo que vender su ganado y lo poco que le dejaron, teniendo que irse del país a finales de enero de 1946 para no perder la vida, exiliándose en La Habana, Cuba.
Dijo que con los recursos obtenidos de la venta de algunos de sus bienes y lo recaudado gracias al enorme prestigio de que gozaba, patrocinó tres expediciones armadas a la República Dominicana: las dos primeras a poco menos de uno y de tres años de haber salido del país: la de Cayo Confite, Cuba, en 1947, y dos años después, en Guatemala, con el apoyo del presidente Juan José Arévalo, la de Luperón, el 19 de junio de 1949.
“Invirtió todo cuanto le quedaba de su fortuna para financiar la tercera expedición: la del 14 de junio de 1959, donde murió su hijo primogénito, José Horacio Rodríguez, un prominente abogado con estudios de economía en la universidad de Harvard, quien luego de haber acompañado a su padre en las dos primeras expediciones, comandó las expediciones marítimas del 20 de junio de 1959”.
Sostuvo que Trujillo le había arrancado todo: la vida, la riqueza y hasta la esperanza, mató a sus peones, apresó a los familiares, y a las hijas las despistó hacia Moca, Higüey y La Vega, logrando que nunca más volvieran a verse. Todo lo perdió en la lucha contra la tiranía trujillista.
Sin embargo, aunque esa última expedición constituyó un sangriento fracaso militar, de ella surgió, gloriosa, la llama inapagable que incendió el espíritu libertario del pueblo dominicano, alentando el tiranicidio que dio inicio al final de más de tres décadas de dictadura, aquel 30 de mayo de 1961.

Todo cuanto tuvo lo ofrendó en aras de una Patria libre. Y lo hizo con la tenacidad revolucionaria, la dignidad sin dobleces y el arrojo sin miedo de quienes ponen el interés de la patria por encima de todos los quebrantos personales.
Sin fortuna, sin tierras, sin familia y su hijo muerto, el incansable luchador que comandó en el exilio las Fuerzas Revolucionarias Dominicanas, cayó en un estado de depresión que lo condujo a la muerte.
Exilio
Juancito Rodríguez murió en el exilio, en Barquisimeto, Venezuela, el 19 de noviembre de 1960, seis meses antes del ajusticiamiento del tirano, el mismo día en que cumplía 74 años de edad.
General Juancito Rodríguez: hoy te llevamos a ese lugar sagrado, donde descansan los restos de nuestros héroes, al Panteón de la Patria, como una reafirmación de nuestro compromiso inquebrantable con los principios sagrados de libertad, justicia y soberanía.
Dijo que Juancito Rodríguez, está en el lugar más adecuado para que sus cenizas reposen lleno de la admiración y respeto de todos tus conciudadanos.
Un apunte
Valor, entrega y fe
“Juancito Rodríguez representa el valor, la entrega y la fe en la libertad”, dijo el ministro de cultura Roberto Ángel Salcedo, y que hoy la patria le devuelve con gratitud el lugar que le corresponde en la historia.
Los actos de traslado de sus restos al Panteón de la Patria se iniciaron en Moca y concluyeron en horas de la noche con la culminación de la guardia de honor en la iglesia, para dar paso a la continuación de los actos el sábado donde se celebró un tedeum y la ceremonia final de inhumación en el Panteón de la Patria, encabezado por el presidente Luis Abinader.
La ceremonia se llevó a cabo en la zona de recepción del Palacio Nacional de la entrada principal que da acceso a la escalinata donde se congregaron funcionarios, familiares, combatientes y amigos del hoy llevado al Panteón.
