Opinión

Maduro y Pinochet

Maduro y Pinochet

Orlando Gomez

A primera vista las similitudes entre el dictador chileno Augusto Pinochet y el dictador venezolano Nicolás Maduro se limitan únicamente al título de dictador que comparten. Pero la historia de Pinochet está teniendo una profunda influencia en el futuro de Venezuela, lo que ilustra los enormes matices grises que envuelven la correcta búsqueda de justicia y sus efectos disuasivos.

La dictadura de Pinochet fue uno de los momentos más oscuros en la historia chilena. Pero así como tan funestos fueron sus años al mando de Chile, la forma en que este abandonó el poder y permitió una transición pacífica hacia la democracia sigue siendo visto como un ejemplo, y es justo lo que en gran medida hoy se busca replicar en Venezuela con Maduro.

Pero así como han pasado 31 años del día en que el pueblo chileno votó en un referéndum para poner fin a la dictadura de Pinochet, hace 21 años los familiares de sus víctimas celebraron los primeros indicios de que finalmente verían justicia cuando este fue detenido en Londres por una orden del magistrado español Baltasar Garzón.

La declaratoria de jurisdicción universal de Garzón, y posteriormente por múltiples tribunales europeos, creo un precedente histórico en materia de Derecho, el cual ha sido copiado por muchos países incluyendo la República Dominicana.

En su momento, y todavía a la fecha, doctrinarios celebraron y celebran la creación de la jurisdicción universal como una herramienta que pone fin a la impunidad sobre crímenes de lesa humanidad, especialmente en aquellos casos en el que los criminales cambian las normas jurídicas en sus países para ajustarlas a su medida y tratar de garantizar su impunidad.
Lo que nos trae a la Venezuela del 2019. Como ferviente seguidor de Hugo Chávez, quien en más de una ocasión comparó sus opositores con Pinochet, la historia del general chileno no le debe ser ajena a Nicolás Maduro. La diferencia es que hoy, contrario a las referencias del fallecido Chávez, para Maduro la parte relevante de la vida de Pinochet no es como empezó, sino como terminó.

La oposición venezolana aspira a poder negociar la salida de Maduro del poder, llamar a elecciones generales e instaurar un nuevo gobierno democrático, tal cual una vez lo logró Chile. La existencia de la jurisdicción universal que popularizó Garzón hace de esa posición un punto innegociable para Maduro, que no deseará verse en los zapatos Pinochet, y pone en duda cualquier salida negociada a la crisis venezolana.

Es positivo que los crímenes de lesa humanidad cometidos por dictadores puedan ser perseguidos y castigados, por encima de jurisdicciones o de inmunidades que les puedan ser atribuibles por normativas locales hechas a la medida.

También es muy positivo que los pueblos puedan poner término de forma pacífica a los regímenes dictatoriales que le afecten. Lo que lamentablemente luce improbable es que el último ocurra mientras exista el primero, y las consecuencias reales se están manifestando hoy en Venezuela, con todo un pueblo tomado como rehén como resultado de ello.

El Nacional

La Voz de Todos