El presidente Luis Abinader resaltó ayer en Lucerna, Suiza, el impacto negativo de la guerra de Ucrania sobre la economía de República Dominicana, especialmente sobre la seguridad alimentaria y el turismo, lo que atribula en mucho mayor medida a naciones en desarrollo de África y Asia e incluso a economías avanzadas como las de Estados Unidos y China.
Abinader fue el único presidente del área del Caribe en asistir a esa cumbre mundial que impulsaría el fin de la guerra entre Rusia y Ucrania, a la que no asisten los presidentes ruso, de Estados Unidos ni China, por lo que se estima que ese encuentro procuró alinear a occidente en favor de los intereses de Kiev.
Los efectos devastadores de esa conflagración se miden a partir de que Ucrania y Rusia son principales productores en el mundo de maíz, trigo, aceite de girasol, fertilizantes, gas natural y petróleo, cuya reducción en la producción y exportación ha sido motivo del aumento del hambre en países subdesarrollados.
Esa guerra agrava el acceso a los alimentos de 828 millones de personas, y entre ellas 258 que padecen hambre aguda, según reporta el Programa de Alimentación de Naciones Unidas (ONU), que resalta el caso del Líbano, que importa el 75 % del trigo desde Ucrania.
El presidente dominicano ha expuesto en esa cumbre que el conflicto ruso- ucraniano encareció la producción y comercialización alimentaria por el incremento en los precios internacionales del maíz, cebada, trigo, fertilizantes y petróleo.
A causa de esas alzas en los costos de materias primas, la economía dominicana incrementó su déficit fiscal, la inflación y el monto del endeudamiento, además de que, como subrayó el mandatario, también afectó al turismo con la drástica reducción de las visitas de turistas desde Rusia y Ucrania.
Esa guerra también desató un oleaje especulativo a nivel de propios estados productores y grandes compañías comercializadoras de alimentos, lo que acentuó el hambre en decenas de naciones de África y Asia y disminuyó la producción agropecuaria y agroindustrial en economías como Brasil, India y Sudáfrica.
En esa deslucida cumbre se habló más de guerra que de paz, con sucesivos anuncios sobre financiación de Occidente a Ucrania para que incremente su capacidad militar y expanda el teatro bélico, aunque el presidente Abinader pudo aprovechar el áspero escenario para recordar que los efectos negativos del conflicto bélico llegan hasta aquí.