Opinión

Más que un conflicto interno

Más que un conflicto interno

Mantenerse al margen de los intentos por modificar de forma dolosa la Constitución de la república para propiciar una nueva repostulación del actual Presidente a partir del argumento de que se trata de una disputa interna del PLD constituye un error en la valoración de la repercusión nefasta para la nación que tendría la materialización de un despropósito de esa naturaleza.
Lo mismo puede afirmarse de la tesis que sostiene que involucrarse en las actividades tendentes a rechazar el nuevo golpe bajo contra la Carta Magna es una forma de hacer causa común con el expresidente Leonel Fernández y, por consecuencia, contribuir a su esfuerzo pernicioso por volver a ser primer mandatario del país.
Ni una cosa ni la otra. La prioridad que debemos establecer los ciudadanos que aspiramos a producir un cambio de rumbo en un sistema político que está absolutamente agotado y que de continuar siendo dirigido por el PLD la tendencia es hacia su empeoramiento, es aprovechar la oportunidad de los próximos certámenes electorales a celebrase en el 2020 para concretizar el desplazamiento del poder de esa organización partidaria e intentar que se generen las transformaciones posibles dentro de una coyuntura que no permite la consecución de los sueños que muchos de nosotros podríamos anhelar.
Contra esa posibilidad atenta de manera frontal una nueva candidatura del presidente, no por los niveles más o menos aceptables de apoyo que pueda concitar, sino por las distorsiones que su participación introduce en una competencia de por sí inequitativa. ¿Quién podría suponer que luego de utilizarse mecanismos corrompidos para derribar el impedimento constitucional, no se concurrirá a la cita mayor con las mismas artimañas? Todo sin mencionar los aspectos de principios y valores que a políticos honestos debiera imponerles rechazar la vulneración de textos a los cuales se ha jurado respetar.
Que el riesgo de oponerse a esa barbaridad sea favorecer a un político que de forma cínica proclama respeto por la misma Constitución que ha violado una y otra vez, es algo que se evita con una estrategia de diferenciación de motivos y haciéndole ver a la gente dónde radican de un lado la auténtica defensa de la democracia y del otro la simulación asumida como táctica de una desmedida ambición de poder para reiterar idénticos desbarres de ocasiones anteriores. Las consignas deben ser “no al continuismo”. “Ni el que está ni el que estuvo”. “Son cuñas del mismo palo”.

El Nacional

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