Cójanlo Página Dos

Más razones

Más razones

Gregorio Matos Carrasco

Los privilegios que se dice que disfrutaba el recluso que mató a su pareja en la cárcel de La Vega confieren más relevancia a la necesidad de una investigación seria sobre el suceso.

Tan premeditado parece el crimen que ha trascendido que el recluso Gregorio Matos Carrasco tenía en la radio música a alto volumen para que no se oyeran los gritos de Casandra Carmelina Castillo Santiago.

No basta con que el director de Prisiones, Roberto Hernández Basilio, alegue que crímenes pasionales en las cárceles ocurren en todos los países del mundo.

Te puede interesar leer: Una afirmación desacertada

Ha trascendido que Castillo, de 29 años, tenía hasta un celular con servicio de internet. Esos privilegios al parecer incidieron para que su celda no fuera inspeccionada, como se supone, antes de recibir alguna visita.

Se dijo, como una suerte de novedad, que el cuchillo con que mató a Castillo Santiago, de 24 años, lo había elaborado en la propia celda.

Al ver que terminado el tiempo de visita la mujer no salía, entonces los vigilantes decidieron investigar si había ocurrido algo.

Además de la negligencia en el protocolo de seguridad en el feminicidio en la cárcel de la fortaleza de La Vega deben aclararse los privilegios del homicida.

El Nacional

La Voz de Todos