Opinión Articulistas

¡Menos promesas, más trabajo!

¡Menos promesas, más trabajo!

Manuel Fermín

No es correcto aceptar como válido que si otros están mal, no debamos preocuparnos con seriedad por los males nuestros, pues simplemente caemos en la bobalicona expresión que dice: “mal de muchos, remedio de tontos”.

La realidad en el Gobierno es que algunos funcionarios, sin discernimiento y con poca reflexión, es decir, “a tontas y a locas”, se atreven a plantear e informar al propio Presidente, y lo vimos con el director de Pro – Consumidor: “tenemos los precios más bajos en la canasta de bienes alimenticios de la Región”; “producimos el 90% de los alimentos que consumimos”; “la Educación avanza”; “el sistema sanitario, el servicio de agua potable y los demás servicios públicos, sobrados……” en fin, ¡vamos bien!.

Como se ve hay severa crisis de buen pensamiento. Son expresiones superficiales, cargadas de alucinaciones propias del que carece de una obra que exhibir. Pero más, es bastante esclarecedor de la incompetencia que al final dejan al país “patas arriba”.

Entonces, la difícil situación de desconcierto y desesperanza que sufren grandes masas poblacionales en su estratégica demanda de alcanzar mejores precios y servicios evidencia las dificultades. Pero peor, lo prueba el mismo Gobierno cuando envía como avanzada a sus propios funcionarios a dar explicaciones y brindar soluciones por vía del “Gobierno contigo”.

Así que en forma simplista se arriesgan a hacer el ridículo —-y lo hacen—- definiéndose y catalogándose de la “mejor gestión gubernamental jamás realizada en la República”. Quienes creen que con actitud así contribuyen a consolidar políticamente al PRM, terminarán como lo que son: aficionados a fórmulas vacías de contenido.

Evidencian que no están en capacidad de asumir responsabilidades en una sociedad tan profundamente alterada como está la nuestra.

Aún la precarización generalizada en el globo, y estando la República Dominicana con un manejo económico impecable, si las autoridades políticas siguen debilitando el ánimo público con un mal gasto público, no podrán vencer los obstáculos que nos impiden respirar una atmósfera social más saludable.