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Ministerio Juventud

Ministerio  Juventud

Fernando Berros

Por: Fernando Berroa

Hace años que circula la tesis que plantea la disolución del Ministerio de la Juventud. El argumento principal, vacío y que la mayoría repite como eco, obedece a la ineficiencia de quienes han encabezado dicha organización desde su creación. No estoy de acuerdo con la propuesta de escisión de tan importante entidad gubernamental.

Lo que necesita el Ministerio de la Juventud, además de un gerente eficiente y ético, es un replanteamiento de su misión, y enfocar su trabajo en responder a la pregunta del millón: ¿Qué necesitan los jóvenes dominicanos?

La historia del Ministerio de la Juventud se remonta al 1985, cuando por decreto el presidente Salvador Jorge Blanco creó la Dirección General de Promoción de la Juventud, con el objetivo de coordinar los eventos y proyectos en el marco de la declaración del 1985 como el Año de la Juventud por parte de la ONU, anunciado en una asamblea del 1979.

El decreto fue de julio del 1985, lo que se podría ver como una improvisación para que República Dominicana no se quedara rezagada con lo que ocurría en el mundo en materia de juventud. Uno de los directores generales de aquella entidad embrionaria fue Rafael “Fiquito” Vásquez, destacado dirigente del PRD y uno de los principales hombres de Miguel Vargas Maldonado en la actualidad.

A partir de la Ley General de Juventud 49-00, promulgada en julio del año 2000, el Ministerio de la Juventud ha sido ocupado por 8 jóvenes, la mayoría con administraciones que van a pasar a la historia política vernácula sin pena ni gloria. Quizás con un par de excepciones, como las gestiones de Robert Polanco (PRD) y Manuel Crespo (PLD). ¿Quién más?

En toda su historia, la peor decepción en el Ministerio de la Juventud fue la designación de Robiamny Barcácer. Cuando fue designada por Danilo Medina a su alrededor se creó una publicidad de expectativas, pues sería la primera mujer en ocupar el cargo y se le vio con la imagen de redentora.

También se resaltó su experiencia como viceministra de la Juventud por varios periodos, así como el factor madurez, si consideramos que ha sido la persona de mayor edad en ocupar el cargo, con 38 años. Pero Robiamny no solo fue una falsa profeta, sino algo mucho peor, pues a su alrededor salpicaron varios casos de corrupción, que como andan las cosas en la Justicia quizás tenga que rendir cuentas de su hiperbólico enriquecimiento antes de los 35 años. La trayectoria de Robiamny Barcácer es sin dudas un buen resumen del danilismo.

En el actual gobierno del PRM las sucesoras de Robiamny también han sido dos mujeres. Kimberly Taveras apenas tuvo tiempo de calentar la silla en su despacho y al cabo de unos meses fue destituida por acusaciones de enriquecimiento astronómico a través de contratos con las alcaldías, negocios que –supuestamente– obtenía por lobismo gracias a las ventajas de su influencia política en los gobiernos municipales perremeístas.

Luz del Alba Jiménez fue cancelada por temas de compras y contrataciones con el Ministerio de la Juventud en que cuyos procesos se acusa a su esposo de intervenir, siendo a su vez funcionario de otra entidad estatal, lo que complica la narrativa como en una trama de Shakespeare.

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