La muerte de un coronel del Ejército durante un intento de atraco en Hato Nuevo, Santo Domingo Oeste, no expresa una criminalidad en auge, aunque sí llama la atención sobre el bandolerismo callejero.
Que la criminalidad se haya reducido considerablemente, como enarbolan las autoridades en apoyo a su política de seguridad ciudadana, no significa la desaparición de los riesgos para la integridad personal.
Además de la muerte del teniente coronel Enrique Portes Díaz son muchas acciones criminales que atemorizan a la ciudadanía.
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El oficial transitaba por una calle cuando a eso de las 1:30 de la tarde del martes fue interceptado por desconocidos con la aparente intención de despojarlo de sus pertenencias.
El suceso sugiere la necesidad de un riguroso patrullaje por todos los lugares y no conformarse con la reducción de la criminalidad de que dan cuenta las estadísticas.
Uno o dos casos suelen, dependiendo de las circunstancias, sembrar el pánico en la población. Es obvio que existen grupos criminales, como el que quitó la vida al coronel Portes Díaz, decididos a no respetar la seguridad ciudadana ni el orden público.
