La música típica dominicana desde sus orígenes ha sido pícara, de doble pespunte, igual al vallenato colombiano.

Bastaría con mencionar temas como “Meneame los mangos”, “La Gotera de Juana”, “El Guardia con el Tolete”, el “Pichoncito que se murió parao’, “El Jarro Pichao”, entre otros.

racejo y efluvio de la sabiduría popular y el folklore.

En el presente, vemos cómo ha surgido una generación de muchachas que se han enrolado en la música típica, muchas de ellas acordeonistas, que es una condición que le confiere carácter y singularidad al género.

Una intérprete típica sin acordeón no es nada, conforme a los parámetros que se establecen en el ritmo.

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Aparte de estar “buenonas”, por naturaleza, ahora las intérpretes de música típica han incorporado el doble sentido más agresivo que se puede imaginar, pues no paran mientes en hacer uso de manera literal, sin careta ni antifaz, de frases y expresiones vulgares, que chocan con la moral y las buenas costumbres, con alusiones explícitas al sexo depravado.

Y claro está, es lo que le ha dado el éxito a las que cantan “hazme como el perro bebe agua”, “Mama Cela”, y otras bellaquerías líricas que permean el ambiente.

Las cantantes solistas, prácticamente han desaparecido. (Anteriormente tenían cada una un día fijo en El Show del Mediodía, Fiesta, Caribe Show, Sabroshow). De esa época de las baladistas tan solo quedan los recuerdos.

Ahora son las intérpretes típicas: La Barbie del Acordeón, La Doncella del Acordeón, La Inquieta Típica, Las Niñas Divinas, La Princesa Típica, Nelly Swing La Rompe Ola, sin dejar de mencionar a Fefita la Grande, Maria Diaz, La India Canela, y Raquel Arias, las veteranas.

Por: Joseph Caceres
josephcaceres.net