Opinión

No olvidar

No olvidar

El golpe de Estado contra el gobierno constitucional del profesor Juan Bosch, del que hoy se cumplen 56 años, todavía se erige como hojarasca en la historia nacional pendiente de despejar para que la sociedad dominicana transite sin temor por los senderos de la consolidación de la democracia y de la libertad.

Bosch fue derrocado siete meses después de ser juramentado presidente de la República en elecciones libres, transparentes y concurridas, con lo cual los golpistas cercenaron el anhelo de todo un pueblo de liberarse del yugo de la opresión política.

Ese malogrado gobierno se sustentó en una Constitución todavía reconocida entre las más liberales de América, cuyo contenido fue respetado al pie de la letra por Bosch, quien prometió y cumplió que durante su gestión no perecería la democracia ni las libertades públicas.

Ese golpe de Estado significó una gran tragedia, porque frustró la voluntad de un pueblo de abrazar por siempre un sistema político basado en el respeto absoluto de los derechos ciudadanos, y porque fue causa directa de una insurrección popular y de otra intervención militar de Estados Unidos.

Olvidar ese infausto episodio de la historia dominicana significaría dejar abierta la posibilidad de que alguna vez se repita la tragedia, razón por la cual buenos y verdaderos dominicanos renuevan hoy su repudio absoluto y total a esa acometida antidemocrática.

Militares, políticos y empresarios que transitaron en la historia con los pies al revés, perpetraron por encargo uno de los crímenes más atroces contra una democracia todavía imberbe, sustentada en un ordenamiento jurídico-político garantista de las libertades públicas y regida por un jefe de Estado honrado y respetuoso de la ley.

Ese golpe de Estado desencadenó un largo periodo de inestabilidad, represión, corrupción, guerra civil, invasión militar, crímenes extrajudiciales, desapariciones, presos y exiliados políticos, por lo que puede decirse que los golpistas condenaron al sufrimiento a más de una generación.

Al cumplirse hoy 56 años de tan doloroso episodio histórico, es menester advertir a presentes y futuras generaciones que el olvido agrava una herida que solo se cura con la defensa irrestricta del espacio democrático para que nunca más sea lacerado ni interrumpido.

El Nacional

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