El canciller dominicano, Roberto Álvarez, quien asistió al Senado por una solicitud de hecha por la oposición y aprobada por el la Cámara Alta, para que aclarara todo lo relativo al conflicto con Haití. / El Nacional / José Francisco
El canciller Roberto Álvarez, que sabía que el Senado lo interpelaría para acorralarlo, se defendió con explicaciones que no se pudieron refutar.
Al mismo tiempo les dejó una granada en las manos a los congresistas cuando reclamó la aprobación de una ley que castigue como un crimen el tráfico humano.
Álvarez resaltó que frenar la inmigración ilegal es de interés nacional, pero que se necesita una ley para castigar a los traficantes de personas.
El funcionario también aclaró el escándalo que se había denunciado con la emisión de visas a haitianos al señalar que en un 70 % se trata de renovaciones.
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Aún así el caso no deja de ser complejo, pues no se tiene claro si los beneficiados, en su mayoría empresarios, estudiantes o en tránsito, son debidamente depurados por los cónsules en Haití.
Con la interpelación es posible que algunos de los senadores quedaran como el que fue por lana.