Opinión Editorial

El barrio Capotillo

El barrio Capotillo

Ministerio Publico, Dirección Nacional de Control de Drogas, Policía y Ejército emprendieron un gran operativo en el barrio Capotillo, en la zona norte del Distrito Nacional, con la participación de más de 640 efectivos antidrogas, policiales y militares, así como 45 fiscales, que realizaron 22 allanamientos e intervinieron diez locales abiertos.

Por la magnitud de esa intervención, se ofrece la impresión de que las autoridades intentan contener un desbordamiento de la delincuencia y criminalidad o de que se ha declarado la guerra al narcotráfico en el barrio más densamente poblado de la capital.

En este lunes, más de 1,100 agentes de la Policía, dotados de nuevo entrenamiento y equipo inician patrullaje en sectores previamente escogidos por la institución para mostrar el perfil de lo que sería el nuevo cuerpo policial objeto de reformas.

Aun así, en el barrio Capotillo, las autoridades emprendieron un vasto operativo a la vieja usanza para desalojar de sus calles a la delincuencia, una tarea difícil que ha fracasado en oportunidades anteriores, pero que siempre los residentes acogen con entusiasmo.

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Es posible que las decenas de puntos de microtráfico y las bandas de atracadores se tomen unos días de asueto hasta que el contingente policiaco militar y de fiscales se retire de la zona, en el entendido de que el infierno retornará a su normalidad, aunque la Policía advirtió se mantendrá en la barriada.

Operativos similares se han realizado en el mismo barrio Capotillo, Cristo Rey, Guachupita, Gualey, Los Guandules y otros sectores, con resultados no tan auspiciosos porque prevalece inseguridad ciudadana y aumenta la comisión de robos, atracos y sicariato.

El éxito de esas intervenciones contra la delincuencia y criminalidad solo se alcanza si además de contingentes policiales, militares y del Ministerio Público, se agregan en esas barriadas escuelas vocacionales, más planteles escolares, canchas deportivas, centros de promoción de arte y cultura y acceso a fuentes de empleos.

Capotillo y otras barriadas anhelan también que se corte el fatídico círculo de delincuentes que persiguen a delincuentes, porque al final, después de cada operativo, esas comunidades quedan atrapadas entre bandas y policías corruptos. Ojalá que esta vez, las autoridades ganen la batalla a la delincuencia.

El Nacional

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