Con mucho pesar hay que reconocer que los traspiés, cenutrias declaraciones, agraz enfoques, galimatías a diestra y siniestra, anarquía total, improvisación, etc., es lo que la República Dominicana exhibe hoy como política exterior, lo que nos coloca en desproporcional desventaja a nivel internacional.

La visita de los congresistas estadounidenses Earl Blumenauer y Dan Kildee a las zonas cañeras, y posterior crítica a las condiciones de vida de la mano de obra en los bateyes, demuestra una vez más nuestra orfandad en la defensa de lo nacional y el doble rasero del gobierno, que dice una cosa en los cónclaves, y luego a la prensa la “marea” con posiciones diametralmente diferentes a las asumidas en esas reuniones.

En dicha actividad con los legisladores norteamericanos participaron la vicepresidenta Raquel Peña y el canciller Roberto Álvarez. A pesar de las lisérgicas declaraciones de los diputados sobre una de las industrias más rentables del país (paga sus impuestos, emplea a miles de personas, genera riquezas, y es una marca país) como lo es la industria azucarera, ni Peña ni mucho menos Álvarez refutaron lo externado por los dos integrantes de la Cámara de Representantes.

Pero la burla y la desfachatez a la hora de defender nuestro empresariado la protagonizó el canciller Roberto Álvarez, quien ni tonto ni perezoso, con una moral desdeñosa y cuestionable, y luego de guardar un silencio cómplice, dijo que eso, “fue un congresista de los Estados Unidos y no la ONU…”, subestimando, descalificando y presentando como “cualquier cosa” a dos miembros del tercer poder del Estado Norteamericano. El poder del congreso de los Estados Unidos es ilimitado, al extremo de que éste tiene que ver hasta con la política exterior de esa nación.

Para que tengamos una idea de lo que representan los legisladores estadounidenses, cabe recordar que los ejecutivos del grupo GAFA, compuesto por los todopoderosos Amazon, Facebook, Apple y Google, y considerados los “emperadores del mundo”, temblaron al momento de asistir a una interpelación.