Opinión

Optimizar el tiempo

Optimizar el tiempo

Pablo del Rosario

El tiempo es oro”: esa es una expresión de uso muy frecuente en la cotidianidad dominicana. Sobre todo, cuando nos referimos a la oportunidad de sacar provecho de una situación determinada.

Si vinculáramos nuestra existencia al contenido de lo arriba señalado, la puntualidad sería el punto de partida de nuestro accionar.

Lamentablemente, no sucede así. Por una u otra razón, no somo puntuales en la generalidad de las actividades que realizamos. El impacto negativo que eso produce en el itinerario de nuestros relacionados y en la sociedad en su conjunto, no lo tomamos en cuenta. Sin embargo, las consecuencias son inmediatas y evidentes.

Cuando llegamos tarde a una cita de trabajo, afectamos el tiempo de las personas con las que compartimos el compromiso. Además, la realización del trabajo en sí.

Si la demora se produce al iniciar un evento masivo pautado a una hora especifica, el daño es mayor, dado que trastorna la agenda de todos los participantes.

En el plano político gubernamental, el tema de la puntualidad adquiere dimensiones extraordinarias, debido al alcance e importancia de las decisiones que suelen tomarse. No obstante, es en ese ámbito, en el que se producen las más frecuentes y prolongadas impuntualidades.

La clase dirigencial le haría un enorme aporte al país, si comienza a dar muestras de cortesía, educación y respeto a los ciudadanos, mediante el cumplimiento estricto de algo tan sencillo, pero sumamente valioso como es la puntualidad.

El beneficio colectivo que generaría ese cambio de actitud habrá de producir en la ciudadanía un sentimiento de gratitud y aprobación que se reflejara positivamente en la valoración al Gobierno y sus funcionarios.

Ojalá que el contenido de estas líneas encuentre eco y se produzca el cambio de actitud arriba indicado. Esperemos.