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Palabras de significado relativo

Palabras de significado relativo

No siempre las palabras tienen significado absoluto, es decir un valor semántico que no deje duda sobre la intención del hablante cuando pronunció aquel vocablo. Y no me refiero a palabras que tienen más de un significado o polisémicas (mora, plazo y mora, fruta) o las que se pronuncian del mismo modo, pero guardan variación de significación, por ejemplo, valla (barrera, cerca) y vaya (forma del verbo ir).

Muchas cosas pueden tener un valor relativo. Ocurre en la economía, en el arte, en la naturaleza y sobre todo en la política. No es extraño que ciertos políticos rechacen una idea o acción y meses después se muestren a favor.

En matemática se llama valor relativo al que tiene una cantidad con respecto a otra.
Las palabras cuyo valor depende más del gusto, el interés o el punto de vista de quien las emplea son los adjetivos.

Esta clase de palabras modifican a un sustantivo y denotan cualidades, propiedades y relaciones de diversa naturaleza. Por ejemplo: cercano y lejano. Cuando se dice que una persona, lugar o cosa está en alguna de estas situaciones,

¿a qué distancia lo ubicaremos?
Se considerará cercano un pueblo que se encuentre a diez kilómetros de otro, pero se admitirá que a diez metros está lejano el vaso de agua que necesita beber o el libro que quiere alcanzar una persona impedida de caminar. Incluso, ese lugar que se percibe cercano, a diez kilómetros, resultará lejano para quien transite a pie o tenga que ir desde su sitio de trabajo, diariamente a almorzar.

Los atributos en torno al sujeto, expresados por medio de adjetivos, en muchos casos son cuestionables. El adjetivo también puede ser innecesario. Ejemplo: “El valioso hombre llegó en un caballo blanco y hermoso”. ¿Quién asegura que tal hombre es valioso? Del caballo podría aseverarse que es blanco, pero lo de hermoso depende de cada cual.

Consideramos calificativo el adjetivo que “modifica al sustantivo o se predica de él y expresa generalmente cualidades o propiedades de lo designado por el nombre”. Sirve para atribuir a un individuo condiciones como estúpido, holgazán, necio, mentiroso o borracho, cualidades que otros posiblemente no verán en esa persona, e incluso pueden definirla honorable, correcta, respetuosa.
¿Cómo se sabe que a algo o a alguien le corresponda realmente alguna de las características citadas a continuación?.

Grande – pequeño. El traje que para un hombre es grande para otro es pequeño. El mismo traje será bonito o feo, según el gusto de quien hable. Una persona, una circunstancia o un lugar será agradable o desagradable según gustos y pareceres. Por igual, el clima se sentirá fresco o cálido conforme al estado corporal -o mental- de los presentes en determinado lugar.

Independientemente del reloj, tarde y temprano son elementos relativos, dicen poco. La 12 de la noche es temprano para unos y tarde para muchos. Lo bueno y lo malo son contrapuestos, por tanto, no deberían ser conceptos relativos. Lo bueno de uno, en gastronomía como en la moral, muchas veces es lo malo de otros.

¿Cuándo es mucho y cuándo es poco el asunto del que se trate? Cinco huevos son muchos para desayunar una persona, pero son pocos para seis. Cien mil pesos resultan pocos y veinte mil pesos son muchos. Es relativo, si con la primera cifra se quiere comprar un automóvil y con la segunda unas vacaciones en Miches.

Lo relativo guarda analogía con alguien o con algo y su antónimo es lo absoluto. Es subjetivo, discutible, susceptible de ser puesto en discusión. Lo absoluto existe por sí mismo, es objetivo, incontrovertible.
Mucho o poco, pequeño o grande, viejo o nuevo se tornan conceptos relativos. Dicen poco…y a veces, nada.