Opinión

Panal de avispas

Panal  de avispas

Mis ojos cansados no se cansan. Se desata la vieja lucha entre presentes. La realidad se hace real. ¿De qué real realidad hablo? Si no se si este verde es verde o una interpretación azul del amarillo?
A 24 años de este poema, hoy podría preguntar: De qué real realidad hablo? Si ya no reconozco este mundo, esta media isla, a la gente que una vez creí admirar, entender o conocer?.

Ver a un hombre bueno, como lo es Bruno Rosario Candelier, dejarse manipular por los oscuros intereses de un ambicioso “intelectual”, hoy con pretensiones de Diputado; y observar como permite que una institución que hasta hoy ha mantenido cierto viso, cierta apariencia de centro cultural, se utilice para los fines electorales de demagogos de larga data, es algo que asombra a quienes hemos ido perdiendo la capacidad de asombro.

Empero, si esta descarada utilización de la Academia de la Lengua, en tiempos electorales, para favorecer posiciones políticas de una determinada facción de las ideologías nacionales, es una abierta falta de ética, el silencio de intelectuales que una vez consideramos serios y serias es algo aún más sorprendente. Hasta donde la doctrina de estar bien con Dios y con el Diablo en función de un posicionamiento social, o intelectual, ha permeado las capas del supuesto pensamiento dominicano?.

No bien habíamos salido de este estupor, un ex-presidente de la Academia de Ciencias del país, acompañado de intelectuales que fueron en su momento un paradigma, se destapa con una declaración “antiimperialista” basada no en un desglose de lo que puede denominarse como imperialismo cultural, el cual nos arropa desde la derrota de la Revolución de Abril en todos los ámbitos (solo hay que abrir las páginas de los periódicos y revistas para ver los anuncios de los happy hours, after hours, body shops, fashion weeks y escuchar los alardes del inglés en los “gatherings” de la muchachada local), sino en la sexualidad del embajador de los Estados Unidos.

Esto en un país donde todos los días violan niñas hasta de diez meses; y matan una y dos mujeres a diario y esa misma intelectualidad nunca se ha expresado ni sobre los niños de la calle, ni sobre el destino de las niñas, ni sobre el embarazo adolescente, ni sobre la pederastia a gran escala que se practica y cuyos autores todos conocemos, ni sobre los feminicidios.

“Sexólogos”, hoy cierta dominicanidad practica un “antiimperialismo sexual” inédito, que nos ha convertido otra vez en hazmerreir mundial. Es decir, ahora a la acusación de racistas, sumamos la de sexonófobos. Hambriento de poder, aunque sea mediático, el Necio Klan agita las avispas.
Y mis ojos cansados ya se cansan.

El Nacional

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