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Pesadilla de Haití

Pesadilla de Haití

Hugo A. Ysalguez

La grave crisis que sacude a Haití por los cuatro puntos cardinales, ha convertido a ese conglomerado humano en una tenebrosa, angustiante e inquietante pesadilla para los habitantes de la República Dominicana, principalmente para los pueblos fronterizos donde impera una gran tensión que podría generar en un detonante de confrontación con las pandillas haitianas que tienen el control de ese país y adoptan decisiones propias de los gobiernos legítimos hasta el punto extremo de dar tregua en el cese de sus múltiples fechorías, fuera de todas clases de imaginaciones.

Y ante el cuadro de penumbras que arropa a nuestros vecinos, la comunidad internacional decide abandonarlos a su suerte y renunciar a ser interlocutores en búsqueda de la estabilidad de un estado colapsado, dejando un campo abierto para que la delincuencia haga y deshaga con los propios ciudadanos, sometidos a una cruel obediencia con métodos salvajes y prácticas de canibalismos.

Los Estados Unidos y Canadá han solicitado a sus ciudadanos abandonar con prontitud a Haití, pues la inseguridad desborda todos los límites para garantizar la integridad física de las personas, toda vez que los extranjeros, incluyendo camioneros dominicanos, son víctimas de secuestros para pedir dinero a cambio de su liberación so pena de ser mutilados, una acción criminal dantesca y repugnante que caracteriza la historia de los haitianos.


Hay muchos pobladores de las vecindades fronterizas que despiertan durante las noches o madrugadas, temiendo que los haitianos hayan penetrado a nuestro suelo, dejando huellas de matanzas de civiles y militares que custodian la división que nos separa de Haití, convirtiendo sus sueños en una verdadera pesadilla que dibuja una espesa tinieblas en sus alrededores, sin que se vislumbre en el horizonte una salida para que los haitianos vuelvan a la normalidad.

Creemos firmemente en la autodeterminación de los pueblos y en la no intervención extranjera, un principio del derecho internacional, por los que los haitianos están llamados a resolver sus conflictos.

Y así como abolieron la esclavitud a que estaban sometidos por Francia en el año 1804, deben tener el valor y la responsabilidad de poner la casa en orden y no esparcir por varios países, sus costumbres con tintes de salvajismo y ausente de formación educativa, aprendida tanto de familia como de escuela.

Debido a la política norteamericana de no negociar con secuestradores, analistas políticos relacionan el llamado a sus connacionales de abandonar a Haití, con una incursión militar para rescatar a los misioneros estadounidenses secuestrados por una de las bandas más temerosas, una acción de rescate podría tener como resultado una secuela de muertos y heridos que, eventualmente, provocaría un éxodo de haitianos hacia nuestro país, que traería consecuencias negativas e impredecibles a la estabilidad política dominicana que no soporta un aumento de la población de indocumentados que ya de por sí, están causando fisuras a las estructuras del Estado.