En nuestra columna del día 10 de julio del corriente año 2023, la titulamos ¿Y ahora, qué hacemos?; esa expresión corresponde a la profunda preocupación que tenemos por el proceso, al parecer indetenible, que en la situación de nuestro país bajo el gobierno del Partido Revolucionario Moderno, se comprometió hace tres años a cambiar totalmente el modelo y el estilo que había impuesto el PLD, durante los 20 años que dirigió el destino de nuestro pueblo, al que hemos calificado hace más de 50 años como “País pequeño, productor, hermoso, rico y valiente”, con una situación económica por su capacidad de producción en el orden agrícola, mineral y turístico, que en la realidad, sin exagerar nada, disfruta ahora en un desarrollo y crecimiento que lo ha puesto a la cabeza de los países del Caribe y Centroamérica.
Pero hay otros aspectos preocupantes, que es en el orden político y social, incluidos los tres poderes del Estado: Poder Legislativo, Poder Ejecutivo y Poder Judicial, que si no detenemos ese proceso de desorganización generado por la incapacidad, en su mayor parte por el desconocimiento de lasfunciones políticas de una Nación organizada como un Estado republicano, terminaremos igualándonos a la enorme cantidad de países africanos, que todavía no han pasado del siglo XIX, en la medida en que aumentan las poblaciones de África, en número de habitantes aumenta aquí en Hispanoamérica, particularmente en la isla de Santo Domingo con la presencia en una tercera parte de nuestra isla de 11 millones de habitantes, que Juan Bosch, el gran maestro político dominicano y de América, bautizó con el nombre correcto de “conglomerado humano”; aunque intereses diferentes lo presenta como un Estado organizado con gobierno y las características propia de los Estados modernos en América y otras partes del mundo.
Solo nos queda reiterar nuestra advertencia, calificando de desorden el funcionamiento político, judicial, burocrático y administrativo, que al mismo tiempo en que se extiende y se profundiza estimula que los dominicanos se ausenten de su país para ir a vivir a los Estados Unidos de América donde hay más de un millón de dominicanos nacidos aquí y otro millón distribuido a demás de España, Italia, Francia, Alemania y pueblos Hispanoamericanos, que con gran amor que tienen a nuestra Patria envían de todos esos países donde están domiciliados como aporte a su pueblo de origen más de 10,500 millones de dólares y euros. Cantidad extraordinaria que agradecemos a esos buenos dominicanos y dominicanas que ahora reciben el calificativo de “Diáspora”.
La mayoría de los dominicanos que se han ausentados de su país no tienen mas que muy poco en común con la ausencia de los judíos, aunque el hecho de trasladar su domicilio en busca de trabajo, de educación y progreso, no los ha obligado ninguna autoridad política de la Nación; los ha obligado abandonar el territorio de origen de su nacimiento, ese desorden descomunal que está desarmando todas las estructuras física y moral, de la mayoría del pueblo dominicano trabajador, productor, rico y valiente, que tenemos derecho aun destino mejor porque hasta en los deportes hemos asumido posiciones que nos distinguen profundamente de todos los países subdesarrollados del mundo.
¿Qué debemos hacer?, relevar al equipo de los gobiernos que no son del PLD, es la única forma de salvar la vida del Pueblo, de la Nación y la República Dominicana