Opinión Articulistas

Redes para construir

Redes para construir

José Antonio Aybar

En la era digital, las redes sociales son una herramienta poderosísima. Con un solo clic podemos conectar con gente de los lugares más apartados del mundo, aprender sobre culturas diferentes, informarnos al instante o impulsar una causa que nos apasione.

Pero con esa misma facilidad, también podemos propagar odio, desinformación o convertirnos en espectadores pasivos de la vida ajena, cayendo en comparaciones dañinas y en la ansiedad del “scroll” infinito.

Usar las redes sociales de forma positiva no implica ignorar los problemas del mundo ni vivir en una burbuja de optimismo. Significa ser conscientes del impacto que nuestras palabras, imágenes y acciones tienen en quienes nos leen.

Las plataformas digitales no son el problema, sino cómo son abordadas. Una forma clave de promover un uso positivo es practicar la empatía digital. Antes de compartir una crítica o reaccionar con enojo, vale preguntarse: ¿Aportaré algo con este comentario? ¿Estoy respondiendo desde la comprensión o desde la impulsividad? Las redes sociales no deben ser un campo de batalla, sino un espacio para el diálogo respetuoso.

También es fundamental verificar la información que difundimos. Compartir noticias falsas o datos sin confirmar alimenta la desinformación, que puede tener consecuencias reales en la salud pública, la democracia y la convivencia. Informarse bien es un acto de responsabilidad ciudadana.

Además, mostrar solo lo perfecto envía una idea irreal de la vida. Hablar de nuestros logros está bien, pero también podemos compartir nuestros procesos, errores o aprendizajes. Eso humaniza las redes. Aunque es importante establecer límites. No todo tiene que estar en línea, y no todo comentario merece respuesta.

Las redes sociales no son el enemigo. Son un reflejo de quiénes somos y lo que decidimos amplificar. Si las usamos para construir, pueden convertirse en un motor de cambio positivo y en una extensión más humana del mundo que queremos habitar.