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Respuestas a inquietudes diplomáticas

Respuestas a inquietudes diplomáticas

Manuel Morales Lama

¿Para el eficaz manejo de las relaciones diplomáticas entre Estados, cuál es la modalidad de diplomacia que actualmente conviene aplicarse?

Procede iniciar esta respuesta haciendo constar que la diplomacia, en esencia, es el instrumento de que se vale la política exterior de cualquier Estado para “la realización de sus planes y consecución de sus objetivos”, necesariamente por medios pacíficos, es decir, a través de efectivas negociaciones de diverso carácter.

El instrumento jurídico internacional que rige hoy las relaciones diplomáticas, del cual República Dominicana es signatario, es la Convención (o Convenio) de Viena sobre Relaciones Diplomáticas.

Evidentemente un ejercicio eficiente de la actividad diplomática demanda claridad de objetivos en materia de política exterior y que su ejecución esté a la altura de los retos derivados de la actualidad política y económica global. Capaz de identificar con la eficiencia requerida los desafíos, riesgos y oportunidades del momento, a partir de una clara concepción de la estrategia nacional de desarrollo del país de que se trate.

En la actualidad, con el propósito de lograr mayor efectividad la diplomacia, como método único, y hasta ahora insustituible, se ha convertido básicamente en una acción mancomunada de diferentes modalidades de ejecución y de subtipos de la propia diplomacia integradas “en un tronco común”, teniéndose en cuenta en su ejecución el principio de unidad de acción exterior del Estado.

El efectivo criterio para la implementación, y desarrollo, de las referidas formas de ejecución (y sus “fórmulas consagradas por la eficacia”, estrategias y tácticas) es hacerlo de conformidad con la idoneidad de cada una de ellas y según el objetivo a alcanzar y, asimismo, teniendo en cuenta las circunstancias concretas en que se deba de actuar.

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Hoy el propósito de la diplomacia es lograr una continuidad y flexibilidad de amplio espectro en la actividad diplomática para potenciar la eficacia en la consecución de los objetivos de la política exterior, mediante una diplomacia esencialmente proactiva e inteligente en todas y cada una de sus modalidades de ejecución.

¿En las comidas del medio diplomático cuál es el objetivo y el propósito del aperitivo?

Como primera etapa de una comida formal, el aperitivo tiene básicamente los siguientes objetivos: Permitir la llegada y el consabido recibimiento de los invitados; facilitar su presentación e intercambios, preparar a los comensales anímica y gastronómicamente para la comida y si el ambiente así lo permitiera, con el debido tacto, y en el campo del ejercicio diplomático podrían tener lugar “negociaciones oficiosas”.

Dependiendo de la ocasión, podrían servirse bocadillos (“Hors d’oeuvre”) apropiados para esa etapa de la actividad, acompañados habitualmente de bebidas, como pudieran ser vinos blancos de reconocida calidad, cocteles variados, también whisky, vodka, ginebra y ron (y en sus conocidas combinaciones), también suele ser imprescindible ofrecer las bebidas propias del país del anfitrión. Asimismo, es común tener la opción de bebidas no alcohólicas.

Estas últimas son las únicas que podrían ofrecerse en países con restricciones religiosas y de otra índole al respecto. La duración del aperitivo es de 30 a un máximo de 45 minutos.