A propósito de que ayer celebráramos el Día de la Restauración, les propongo un paseo lexicográfico en torno a esta palabra y su significación en la historia dominicana. La definición más elemental de restauración es acción y efecto de restaurar.
Tiene los siguientes sinónimos: reparación, restablecimiento, restitución, recuperación, renovación, recomposición, rehabilitación, refacción.
Se restaura lo deteriorado, dañado, estropeado, lo interrumpido. Se someten a restauración obras de arte, libros, edificaciones, relaciones comerciales o amorosas y hasta un gobierno que había sido sustituido ilegítimamente por otro.
El proceso social, político y militar que inició, en nuestro país, en 1863 y culminó en 1865 ha sido denominado la Restauración porque con esa gesta se pudo restaurar la Independencia, lograda en 1844, la cual fuera estropeada en 1861 por un “inconsulto caudillo que pudo de esas glorias el brillo empanar”.
El verbo restaurar procede del latín “restaurare”. Es lo mismo que recuperar o recobrar. De modo que la fiesta patriótica que se conmemora el 16 de agosto recuerda que la República Dominicana recuperó o recobró su independencia, en principio lograda frente a la ocupación violenta de los haitianos y luego del imperio español a quien entregara nuestra soberanía el inconsulto caudillo aludido por nuestro Himno Nacional.
Recobrar significa reparar, renovar o volver a poner algo en el estado o estimación que antes tenía. Entre sus homónimas tiene las siguientes palabras: reparar, restablecer, restituir, recomponer, renovar, rehabilitar, refaccionar. Todos estos verbos son aplicables a restaurar la Independencia.
Recuperar es uno de los equivalentes más cercanos a restaurar. El sustantivo derivado es recuperación, por tanto, recuperación es igual a restauración.
Recuperar es volver a tomar o adquirir lo que antes se tenía. Se pierde una propiedad material, pero también un bien inmaterial como la libertad, la independencia, el matrimonio o un empleo. Muy afines con recuperar son los verbos recobrar, reconquistar, retomar, rescatar.
Podemos decir que, con la guerra de la Restauración, la República Dominicana fue reparada, restablecida, restaurada. Estos últimos vocablos son los participios de los verbos reparar, restablecer y restaurar.
Cuando sometemos el automóvil a desabolladura y pintura lo estamos restaurando y así recobra algo de su antiguo esplendor.
Pero también las personas se restablecen o recuperan después de un estado desfavorable en la salud. Ahí decimos recobrarse, restablecerse, reponerse, mejorar.
Recuperar es aplicable en la economía. Los niveles de ingresos del Estado, la empresa o los individuos pueden sufrir reveses que acarrean pérdidas, pero luego se produce un equilibrio que permite afirmar que la economía, del sujeto que fuere, se ha recuperado.
Ante cualquier estado de calamidad o infortunio, ocurrido a una persona, una institución o una cosa, la vuelta a la normalidad equivale a recobrarse, restablecerse, reponerse, mejorar.
Con el fin de la dominación española en 1865, República Dominicana fue recobrada, restablecida, repuesta y mejorada, pues la Restauración fue también una lucha social porque el régimen imperial ibérico oprimía y exprimía a los productores de bienes materiales.
A los lideres y héroes de la Restauración (Luperón, Gaspar Polanco, Monción, Salcedo…) se les llama restauradores, un adjetivo que en el español general significa “Que restaura”. Un restaurador es también: reparador, rehabilitador, componedor y se aplica a la persona que tiene por oficio restaurar pinturas, estatuas, porcelanas y otros objetos artísticos o valiosos.
Lo más bonito es que, según el Diccionario de la lengua española, además, se llama restaurador a la persona que tiene o dirige un restaurante, establecimiento público donde se sirven comidas, principalmente almuerzos y cenas.
Restaurante es el participio del verbo restaurar. De modo que a ese lugar se acude con el fin de restaurar energías corporales, estropeadas quizás por la falta de alimentos. Restauración es vida nueva.