Seis estampas líricas, de profundo sabor a tierra adentro, se convierten en un canto a la cotidianidad campesina, sirviendo con radiografía meridiana, el breve ciclo temporal de un día rural, desde que amanece, hasta que anochece:
Amanece ya y las gallinas
se están tirando del palo
mi compadre deja su lecho
y procura su café colado.
(Estampa I)
El poeta Rafael Peralta Romero describe el amanecer con canto y aroma (de las gallinas y del café colado); acompañado de dos acciones que traducen el despertar de la vida (tirarse del palo, dejar el lecho).
Y cierra el ciclo cuando anochece:
Una luna muy clara
asoma sobre aquel mundo
Una lámpara se apaga
y por hoy termina el ciclo
(Estampa VI)
De nuevo describe el anochecer, en base a pareados: una luna, una lámpara; clara y apaga; sobre aquel mundo, hoy termina el ciclo.
En su Estampa III, con una simplicidad exquisita, el poeta logra cruzar humanidad, naturalidad y religiosidad:
(Tololé, tololá
Esta ceiba
Voy a tumbar,
Aunque sea fuerte
Yo la tumbo,
Tololé, tololá
Porque la Virgen
Me va a ayudar)
(Estampa III)
En su Estampa IV, nuestro vate con fino coloquio estético, cruza necesidad, posibilidad y confianza:
– Papá, yo tengo sed.
– Espera un poquito
Y vas a beber.
– Papá, pero aquí no hay río
– Espera y confía
que tú andas conmigo.
– Por Dios y por la Virgen
Anda bejuco de agua
y a mi muchachito quita la sed
a mi muchachito la sed calma
mi chiquito necesita de ti
anda bejuquito de agua.
(Estampa IV)
En las Estampas II y V hace un paralelismo de laboriosidad entre madre e hija y padre e hijo:
Sobre el colchón de lana
la niña sigue llorando.
– Calla mi palomita
que tu leche se está enfriando,
cállate un chin morenita
que el tetero ya está lavado.
(Estampa II)
…y por el camino tortuoso
bajan padre e hijo.
Sobre la mula vienen
los frutos del conuco.
(Estampa V)
El prontuario animal en cuatro de las seis estampas del Romance es significativo:
Estampa I: Las gallinas, los pollos, la gallina javá, el gato, la mula, bacalao…
Estampa II: la chiva,
Estampa V: la mula,
Estampa VI: las ranas, los pájaros, los cerdos, perros.
El prontuario vegetal también es representativo:
Estampa I: el maíz, los granos, el cacao, los víveres, tomate
Estampa III: ceiba.
Estampa IV: bejuco de agua
Estampa V: los frutos, frutas.
Estampa VI: cacaotal.
El prontuario de objetos propios de aquel mundo natural también sale a relucir:
Estampa I: tarima, la ponchera, rancho.
Estampa II: cuna de madera, la lata, el fogón, el colchón, el tetero.
Estampa V: el camino, conuco, la yagua
Pachito identifica a todo niño del campo, que asume su laboriosidad productiva en favor de la familia:
“Pachito, Pachito levántate
Que el maíz no está desgranado…
(Estampa I)
Sobre cuna de madera
Una criatura ha despertado,
Tras la chiva corre
Corre Pachito
Llevando la lata
En sus manos
– Aquí está la leche, mamá,
– Ponla en el fogón, cristiano.
(Estampa II)
Y por el camino tortuoso
bajan padre e hijo.
Sobre la mula vienen
los frutos del conuco.
(Estampa V)
Cada estampa tiene una marca registrada, que aparecen muy bien expresadas en cada una de las ilustraciones:
Estampa I: las gallinas y los pollos comiendo maíz
Estampa II: la chiva
Estampa III: la ceiba
Estampa IV: el bejuquito de agua
Estampa V: sobre la mula vienen los frutos del conuco
Estampa VI: En el hogar la familia, come, habla y reza junto.
Los hermosos dibujos a crayón del reconocido caricaturista Cristian Hernández, dan un plus al texto con la magia de la ilustración, que motiva al lector a disfrutar de aquella lírica campesina, cargada de suavidad natural, de simplicidad familiar y de profunda raigambre espiritual.
El crepúsculo es pintado líricamente con hermosa maestría en las Estampas V y VI En esta estampa, el crepúsculo se tiende sobre el camino tortuoso:
Sobre la loma y la llanura
Viene a tenderse el crepúsculo
Y por el camino tortuoso
Bajan padre e hijo
(Estampa V)
De nuevo el poeta nos cruza lo natural (la loma y la llanura) y lo social (bajan padre e hijo), la naturaleza y lo humano
El poeta vuelve a repetir los mismos versos crepusculares, pero ahora se tiende sobre el hogar que acoge y la familia que se recoge:
Sobre la loma y la llanura
vino a tenderse el crepúsculo
en el hogar la familia
come, habla y reza junto.
(Estampa VI)
Rafael Peralta Romero, con este corto pero refrescante mosaico agrario, nos deleita con un poema ecológico y lo imprime curiosamente en mayo, el mes de las flores, de las lluvias, el mes dedicado al patrono de los campesinos: San Isidro labrador, a quien, según las circunstancias, se le pide “quita el agua y pon el sol” o “pon el agua y quita el sol”.
Romance del ciclo diario es fotografía, radiografía y pintura artística del paisajismo rural, porque al ritmo que va la modernidad, parece un ambiente y una especie en extinción. Este cuadernillo lírico, es una manera hermosa de rescatar para siempre las raíces, la identidad y los sueños de ese mundo natural y social que es el campo dominicano.
El autor es educador y teólogo.
Por: Luis M. Quezada