El 21 de octubre conmemoramos el Día Nacional de Poetas, aunque aún no ha salido el Decreto, prometido por el presidente, consignando que esa fecha abarca a hombres y mujeres poetas, sobretodo tratándose del cumpleaños de una mujer escritora.
Para nuestro asombro, este año se decidió entregar los premios Pedro Henríquez Ureña ese mismo día, aunque ese premio tiene como objetivo fomentar el conocimiento de Pedro, y que sepamos él nació un 28 de Junio.
Por qué entonces, preguntamos a la ministra, utilizar el único día del año que está dedicado a Salomé y por ende a las mujeres escritoras para entregar el premio Pedro Henríquez Ureña?
Eso, no ocurre en otros países donde este tipo de fecha es inamovible, como inamovible debería ser el día del nacimiento de Juan Pablo Duarte, o su hermana Rosa.
Salomé hubiera brillado por su ausencia sino fuera porque el colectivo de escritoras Anti Canon organizó un panel en Casa Dominicana, que pese al calor, y llovizna estaba repleta, un gran tributo a quien fuera no solo la mayor de las poetas de su tiempo, sino la madre de la educación dominicana.
En ese sentido, le solicitamos a Milagros Germán que no utilice fechas como el 21 de octubre para otros fines que no sean honrar a Salomé y su legado, para el resto de las conmemoraciones hay 364 días en el calendario.
En la Sala Ravelo, como parte del Festival Internacional de Teatro, volvimos a presentar a Andrea Evangelina y la respuesta del público fue apabullante, un rugido que duró varios minutos, reconociendo el impresionante trabajo actoral de Ruth Emeterio, para mi la actriz más importante de la actualidad, como antes lo era Carlotta; y Santiago Alonzo, quien se desdobla en una multiplicidad de roles y todos los hace bien.
Evangelina ha ido creciendo con el tiempo. Nació en México, sin que yo supiera que la cárcel donde la habían torturado en San Pedro de Macorís se llamaba México, y se ha ido enriqueciendo con aportes amigos como el de Reynado Disla, quien me dijo: “Chiqui, falta una escena donde se muestre el trabajo que realizaba una vez regreso al país”.
Cándido Abad, que entró al grupo para “ayudar a Ruth con sus letras” se ha ido convirtiendo en codirector de la obra, en base a su capacidad de trabajo.
No siempre aprobamos sus cambios, por ejemplo la muerte es un soplo que pasa, no tiene que dispararle a Evangelina; o no hay que anunciar a que regresa cuando ella misma lo plantea, pero el tiempo ya pondrá cada cosa en su lugar.
En llamas, el mundo, pero Evangelina logró renovar nuestra fe en la verdad.