Al cumplirse ayer 74 años del terremoto de 8.1 grados en la escala Richter, que mató 2,500 personas y dejó una cantidad indeterminada de desaparecidos, sigue aún como el sismo de mayor magnitud ocurrido en la isla Española, donde se encuentra República Dominicana sobre 14 fallas que deterioran las grandes rocas que protegen algunas zonas del país como la ciudad de Santo Domingo.
El terremoto ocurrió el 4 de agosto de 1946, el cual produjo varias replicas, con al menos dos de magnitud 7.9, y el día 8 del mismo mes se produjo un tsunami que arrasó a Matancitas, en María Trinidad Sánchez, según los registros del técnico en meteorología e investigador, Claudio Martínez.
Este terremoto ocasionó daños en la agricultura, vías terrestres, puentes, rieles de ferrocarril y edificaciones públicas y privadas y creó incertidumbres entre la población.
Hoy el director del Centro Nacional de Sismología de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), Ramón Delanoy, explica que las construcciones de edificaciones en Santo Domingo y el Distrito Nacional están agrietando la roca de gran espesor que bordea la ciudad, situación que ocasionaría, si se produce otro sismo de gran magnitud, daños serán de alta gravedad.
El educador llamó a todos los sectores a tomar conciencia de esta realidad porque en los últimos años se ha incrementado la cantidad de sismos que se producen en la isla Española de manera especial en la región este de República Dominicana.
Según el mapa sísmico del país, entre las 14 fallas hay dos placas, la Hispaniola Norte, localizada al norte del territorio nacional y la Trinchera de los Muertos, en el mar Caribe, ambas llevan varias décadas sin producir ningún movimiento.