Opinión

Semillas de destrucción

Semillas de destrucción

Casi siempre que se habla de la corrupción solamente se mencionan los resultados, no las causas, que son múltiples, como son por ejemplo la injusta distribución de la riqueza, el clientelismo político, la falta de oportunidades para los jóvenes y el conformismo de amplios sectores que se limitan a ser espectadores, en lugar de denunciar y luchar contra esos males.

Es casi imposible pedir a un infeliz empleado público, civil o militar, que no acepte dádivas – una forma de corruptela—cuando ese ciudadano apenas gana un salario mínimo que no sobrepasa los seis mil pesos al mes, insuficientes totalmente para llevar una vida digna.

Es precisamente de esa situación que se benefician los partidos políticos tradicionales, que fomentan el clientelismo mediante el reclutamiento de infelices para que asistan, en base a dádivas, a reuniones o mítines, para hacer bulto, incorporando a una mínima parte de ellos a “nominillas” gubernamentales cuando llegan al Poder.

La misma precaria situación económica obliga a los jóvenes a trabajar en cualquier cosa para poder subsistir, en la mayoría de los casos obstaculizándole su educación, lo que los convierte en blancos fáciles para ser llevados por el camino de la delincuencia. Es por eso que hoy día los jóvenes predominan entre los usuarios de drogas y la población que tienen las cárceles del país.

Los barones de la droga saben eso y pronto se han dado cuenta de que comprando autoridades en todas las esferas, se les viabiliza comprometer a los jóvenes en cualquiera de los aspectos de ese negocio. La situación es peor ahora, pues antes esos traficantes pagaban en efectivo, mientras que hoy lo hacen en naturaleza, es decir, con drogas, lo que intensifica el consumo y la delincuencia, como si fuera una espiral.

Hoy día, bajo el argumento de que “los muchachos de hoy son así”, muchos padres descuidan la vigilancia de sus hijos, haciéndose los desentendidos cuando éstos “cogen la calle” y hacen los que les da la gana, con descuido de sus estudios, pero además con la exhibición de prendas y artefactos que de ninguna manera podían comprar con actividades legales.

En el caso dominicano, se necesitan medidas eficaces, firmes, comenzando por una depuración de funcionarios señalados como corruptos, incluyendo a miembros del tren judicial. Es necesario también que los dirigentes políticos tomen distancia de empresarios corruptos, que les donan sumas millonarias sin que ninguna ley los regule, para luego exigir favores diversos cuando esos políticos llegan al Poder.

En vista de que estamos inmersos en esa campaña electoral, sería bueno comenzar a rechazar desde ahora tales vinculaciones.

El Nacional

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