Batman y Robín llevaron una relación de pareja estable, por muchos años, desarrollaron un proyecto de vida juntos, y acumularon algunos bienes, pero nunca formalizaron su relación mediante un acto civil o matrimonial. Cuando Batman murió su fortuna pasó al tío, quien siempre disentía de esta relación. ¿No les parece injusto?

Para enmendar injusticias como esa, hoy más de 40 países en el mundo tienen leyes que permiten las uniones civiles o el matrimonio de parejas del mismo sexo. Hasta ahora, pese a las voces agoreras de sectores sectarios, no ha habido ningún otro efecto comprobado, que no sea, el de hacer más felices y con iguales derechos en la sociedad a la población LGTB.

Paradójicamente, es legal que parejas que se encuentran en un casino, se casen a las dos horas de conocerse, igualmente algunas personas se casan en más de 5 ocasiones; también es legal vivir en concubinato y procrear una familia. Sin embargo, es ilegal casar a parejas del mismo sexo, que han vivido juntos y se mantienen fieles por más de 20 años.

El matrimonio no es una institución, es un ideal que puede no ser relevante para la sociedad actual

Aunque la fe católica promueve el sacramento y la solemnidad del matrimonio y condena la unión libre, una gran parte de la población no vive por estos principios religiosos, ya que en el año 2010 el 31.4% de los dominicanos mayores de 15 años estaban en unión conyugal libre y solo 18.5% estaban casados.

De modo, pues, que el matrimonio no es una institución, es un ideal que puede no ser relevante para la sociedad actual y el ideal de unirse a alguien en un compromiso de por vida, no debería ser cuestionado por nadie.

«No insistas más en que me separe de ti. Donde tu vayas, yo iré; donde tu vivas, yo viviré; tu pueblo es mi pueblo, y tu Dios es mi Dios; donde tú mueras, yo moriré y allí me enterrarán. Juro hoy solemnemente ante Dios que sólo la muerte nos ha de separar”.

Esta declaración, considerada la más conmovedora declaración de amor y promesa de fidelidad personal de toda la Biblia, modelo y base de las promesas que intercambian las parejas en la ceremonia del sagrado matrimonio heterosexual, se las dijo una mujer a otra. Ruth 1:16-17