Los 16,017 millones de pesos con que el Gobierno subsidiará este año los combustibles son simple y llanamente un escándalo. Después de ordenar una revisión de la carga, el presidente Luis Abinader tiene que instruir para que se acelere el proceso. El mandatario reconoció que empresas beneficiadas con el sistema de exenciones fiscales no aplican para la ayuda porque no cumplen con las condiciones establecidas. Si es así, se trata de un dinero que se regala, que para colmo no son dos ni tres centavos. Los empresarios del transporte suelen referir que los subsidios de los combustibles son controlados por una mafia que obtiene cuantiosos beneficios. El hecho de que las generadoras de electricidad se beneficien con unos 11,600 millones de pesos plantea la necesidad de revisar o transformar el sistema de producción. Por el impacto de la covid las autoridades se consuelan al proyectar una reducción a unos 10,800 millones. Pero los subsidios constituyen una pesada carga para la economía, que es todavía peor cuando se reconoce que empresas beneficiadas ni siquiera cumplen con los criterios establecidos. Son subsidios onerosos.