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¿Tentación autoritaria?

¿Tentación autoritaria?

Manuel Fermín

El presidente Abinader, nos gustaría creer que su decisión de vestirse de militar no es deliberada. Pienso que no querrá calzarse las botas de ninguno de nuestros autoritarios.  El mando militar ha cegado a muchos gobernantes, el poder dominante, el “poder vencedor” que se lo brindan las armas y el uniforme y el monopolio del Estado.  Siempre se limita la libertad o tiende a suprimirla, y Trujillo, que fue formado por su enseñanza y “salió” del cuartel, agregó a su proceder comunicar pensamientos peligrosos sobre la conducción del Estado. 

Nunca abrazó  la virtud moral ni de la critica y solo el avasallamiento de quien tuviera la capacidad de pensar y de escribir, y como pocos quisieron inscribirse a mártires, logró consolidarse.  Fue una concesion indispensable que se adhirieran y evitar el discurso adverso.  Fue la dictadura pura, el oprobio. 

Sin embargo, hombres del machete, de la manigua como el general Vásquez , curtido, no en las enseñanzas del cuartel, sino en las del campamento, el descampado cercano a las zonas pobladas para asaltar el poder, cabe juzgar que llegado al poder por el voto, y como no tuvo que vestirse con uniforme militar pero sí con rango de autoridad, fue un civilista a carta cabal.

Pensando en sus insuficiencias pudimos observar  dos que no supieron  utilizar el pasado para evaluar cómo han sido las cosas, usaron símbolos militares y gozaron del poder y se corrompieron de manera que perdieron el juici.  Ambos con gorras de tipo militar; caballo alado de Pegaso y ropa militar para sus nietos; con planes siniestros (Plan B) para seguir en el poder, es decir, torcieron el camino de la buena democracia. 

Entonces, el presidente Abinader que aún  no tenga “hombres  de Despacho” en su entorno, pero él cuenta con carisma y la voluntad necesarios  para permanecer en el poder si hace un gobierno ejemplar, su referencia inevitable son aquellos que gobernaron con sencillez, sinceridad y sabiduría.  Que debe ser consciente que su delicada y compleja tarea no es encantar el cuartel, sino brindarle respeto y renovarle la confianza que han perdido.

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