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Teteo sangriento

Teteo sangriento

Los tres muertos y dos heridos la madrugada del martes en la balacera durante un teteo en el sector de Villas Agrícolas es otra señal preocupante sobre la fragilidad de la seguridad ciudadana.

La primera versión de la Policía fue que la balacera fue protagonizada entre pandillas, que no encontraron mejor escenario para dirimir sus diferencias que la fiesta popular.

Personas ajenas a las rivalidades, incluyendo menores de edad, pudieron perder la vida al participar en una de las muchas fiestas barriales con motivo de la Navidad.

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El suceso indica el auge del pandillerismo, una lacra que afecta la seguridad y la convivencia en las zonas periféricas. Por más que la criminalidad esté en franco descenso, como alegan las autoridades, balaceras como la ocurrida en Villas Agrícolas demandan más atención sobre las actividades barriales.

Ha vuelto a evidenciarse que nadie está seguro en las calles.

Con lo vulnerable que son los barrios es posible, sin ánimo de criticar, que la vigilancia policial no haya desempeñado el papel que le corresponde durante el teteo que culminó con la balacera en que murieron tres personas y otras dos resultaron heridas.

El Nacional

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