Ya se va el cruel mes de abril, al decir de T. S. Eliot en su ‘’ Tierra Baldía. Vertiginosamente se acerca el 24 de julio de 2026, fecha en que se inaugurará la XXV versión de los Juegos Centroamericanos y el momento requiere que todos a una, nos enfoquemos en impulsar la justa regional que compromete seriamente las promesas que hizo el presidente de la República, Luis Abinader, cuando le tocó motivar la solicitud de la sede.

Aunque puedan aparecer personas en el Comité Organizador de los Juegos, que pretendan manejar certezas absolutas, lo normal es que existan dudas razonables que motiven a la búsqueda de un evento que roce lo perfecto.

Nuestra primera experiencia como anfitriones, ocurrió en el año de 1974. Dos generaciones han pasado ya. Eran otros tiempos. Otros líderes deportivos tenían bien claro el concepto de Patria. Ganamos una sola medalla, pero el pueblo dominicano, con Juan Ulises García Saleta a la cabeza y con el respaldo del presidente Joaquín Balaguer, – Hay que decirlo- nos ganamos el respeto de todas las naciones participantes.

En el año de 1986, el doctor José Joaquín Puello Herrera y el presidente Salvador Jorge Blanco, hicieron posible, junto a una audaz y responsable dirigencia deportiva, que diéramos un salto gigantesco en la XV versión de los Juegos Centroamericanos y del Caribe: 70 medallas y una organización impecable con todo un pueblo integrado.

17 años después, le cupo el honor nuevamente al doctor Puello Herrera, de comprometer al país en una empresa mucho más grande: Los Panamericanos del 2003. El presidente Hipólito Mejía se entregó en cuerpo y alma.

El doctor Puello contó con Luis Mejía Oviedo, con un alto nivel dirigencial, preparado para ocupar la presidencia del Comité Olímpico Dominicano y se dio el lujo, además, de tener como técnico, al profesor Nelly Manuel Doñé, reconocido mediante evaluación por las naciones participantes, como un técnico excepcional.

En esta nueva etapa, José Monegro, presidente del Comité Organizador, honesto, capaz, lleno de entusiasmo para cumplir con el mandato del presidente Abinader, le tocó la era de la inteligencia artificial, pero también, deberá manejarse con una dirigencia deportiva, motivada, salva honrosas excepciones, por los principios de Jeremías Benthan y John Stuart Mill: utilitarismo.

‘’En buen español’’: ¿Y qué hay para mí?

Apuesto a que Kelvin Cruz, como ministro de Deportes, jugará un rol estelar en la justa, junto a José Monegro y al presidente de Centro Caribe Sports, Luis Mejía Oviedo, pero se necesita una mayor integración de los presidentes de federaciones y el Comité Olímpico Dominicano.

Por: Ramón Rodríguez
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