Articulistas Opinión

Totalitarismo

Totalitarismo

Fernando De León

En nuestra sociedad, si se tiene una idea de “contrapunto” y no se está de acuerdo con el orden de las cosas y ciertas normativas oficiales, estamos sujetos a ser soslayados; somos inadaptados y resentidos.

Asistimos a una etapa de claudicaciones y post-verdades. La coherencia que antes era una virtud, ahora, prácticamente, es una ignominia. Persiste una derechización que pretende la uniformidad de ideas.

El cambio también es intolerancia.
Ahora somos más presidencialistas, en una actitud enmarcada en apoyar a oligarcas y empresarios. Cualquier yerro cometido en el funcionamiento de la cosa pública, es un desliz que nada tiene que ver con el presidente de turno.
Son los funcionarios que “lo han dejado solo”. Con este remarque, paradójicamente, parecería que el presidente es ingenuo y dejó de ser la persona mejor informada. Muy a pesar de que ante protestas por una u otra iniciativa, es él, el presidente, quien se pronuncia. Entonces, ¿a quien le creemos? ¿A qué se juega?.

Hay etapas que no hemos superado. Cada día estamos más arrodillados al poder, y el culto de la personalidad no se ha difuminado en una democracia que no es plenamente vertical; de algún modo, seguimos empotrados a un totalitarismo presidencial.

Ese modelo nos define. Seguimos sujetos a libertades muy condicionadas. No hemos superado el entroncamiento del curso de una política centrada en los designios de un dios: el presidente de turno.

Y la oposición es una simple mueca. Además de las genuflexiones; las justas rebeldías y epopeyas del pueblo dominicano, son cosas del pasado. ¿Retrocedemos o, siempre fueron simples escaramuzas coyunturales, para luego aletargarnos políticamente?