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Un colectivo ritual danzario supera imagen  tragedia Haití

<P>Un colectivo ritual danzario supera imagen  tragedia Haití</P>

PUERTO PRINCIPE. Para los dominicanos el concepto  «carnaval» está relacionado con un desfile de carrozas y comparsas que  exponen con creatividad y belleza  temas diversos a una masa que observa y aplaude. Para los haitianos el carnaval, sobre todo el de las flores, nunca fue eso, sino una entrega total a la danza popular vivida por horas, estimulada por la rítmica y penetrante música de base africana, con resonar de su ronca percusión, su contagiante oleada sonora que recorre los cuerpos y que provocó ayer  una catarsis colectiva a mucho más  de medio millón de haitianos que desfilaron ante su presidente,  en procura  de hacer distancia sicológica de la tragedia del 12 de enero de 2010, de la cual quedan rastros y carpas improvisadas incluso cerca del Camps du Marc (Campo o Plaza de Marcos), donde tuvo lugar la segunda jornada del evento, en cuya primera entrega, el domingo, hubo  heridos producto del enfrentamiento a tiros entre grupos rivales.

Ayer, en cambio, nada paso, con excepción de la masiva  e inagotable energía desbordada, las coreografías que se expresaron en unas caderas que giraron sensual y armoniosas al ritmo de la música. Lo que se vio  fue más que un ritual danzario  montado sobre los ejes del ritmo, una vitrina  que permitió a los desfilantes mostrar su fuerza, su creatividad, su habilidad sorprendente en expresiones que involucraron desde el baile y la música de base africana, hasta sus dotes para el ciclismo acrobático, los patines, y el disfraz popular.

 Llamó la atención la alegre delegación del ministerio que atiende las necesidades de personas mutiladas, al frente de las cuales estaba su titular, un joven parapléjico en sillas de ruedas, M.Oriol, desfilando con alegría en medio de personas mutiladas y, sin embargo, felices.

Logística

El Ministerio de Turismo (que ha lanzado las páginas web  www.haititourisme.gouv.ht y http://visithaiti.gouv.ht) desarrolló una logística compleja y costosa, a sabiendas de que se trata de una inversión en el futuro de la industria. Puerto Príncipe cuenta con unas dos mil habitaciones hoteleras  ajustadas a las normas, pero el alojamiento es caro, entre  130 y 300 dólares por noche, pero la construcción de dos  hoteles, franquicias de las cadenas Best Western y Oasis (y con inversión tanto haitiana como internacional, que agregarán unas 400 habitaciones con mejores precios), presionará para que baje el costo  actual del alojamiento.

El Carnaval de las Flores, montado por el Ministerio de Turismo haitiano, y encabezado por una hermosísima e inteligente mujer mulata que estudió hotelería en República Dominicana, en la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra, Stéphanie B. Villedrouin, logró con su entrega de ayer, ya sin los violentos incidentes que lo matizaron el domingo,  una masiva expresión de la actitud de un pueblo que aspira a dejar de ser  objeto manipulado de la ayuda  internacional y una carga  social para otros pueblos.

«Haití se ha puesto de pie y lucha por su desarrollo. Lo que requerimos no es que nos procuren ayuda de subsistencia. Deseamos inversión,  planes de desarrollo local que incrementen el empleo digno y el turismo es una vía ideal”, dijo Villedrouin.

UN APUNTE

La historia

El Carnaval de las Flores no es creación reciente. La dictadura de Duvalier lo impulsaba como parte de una estrategia de «pan y circo», pero se dejó de montar por la inestabilidad política, primero, y después por decisión de los regímenes de Aristide y Preval,  hasta ser  reivindicado ahora por el Ministerio de Turismo de ese país, que lo rediseña y lo enmarca dentro de una estrategia de promoción de esa nación y que ha tenido una masiva respuesta popular. Su segunda entrega (la última termina hoy en   la madrugada) se constituyó en una inagotable jornada de catarsis, frenesí, desahogo o como se le quiera llamar a este extenso y apasionado expresionismo  danzario,  tomado por un pueblo necesitado de expresarse en alegría profunda, hacer distancia sicológica y, de paso, plantearse como un destino digno de un turismo internacional con actitud de aventura y deseoso de experiencias que no se encontrarían fácilmente en otros destinos.

EL DATO

El lugar

Camps du Marc, o Campo  de Marcus, es una extensa plaza pública, relativamente cercana a los escombros del Palacio Nacional, la blanca estructura y símbolo del poder, que aún permanece mostrando los daños del terremoto del 12 de enero de 2010. El presidente Michel Martelli, sostiene que mientras existan haitianos viviendo en carpas improvisadas, no encaminará recursos a restituir la sede del gobierno.

El Nacional

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