A pesar de los alrededor de 80 mil haitianos que las autoridades aseguran haber repatriado desde octubre del año pasado y del sometimiento de unas 30 traficantes de indocumentados, el Gobierno anunció que incorporará más vehículos y tecnologías para aumentar las deportaciones.

Tal vez se requieran esos recursos que anunció la ministra de Interior y Policía, Faride Raful, como parte de las medidas para fortalecer la seguridad nacional.

Pero mientras haitianos y nacionales de otros países puedan ingresar ilegalmente al territorio a través de la frontera es posible que no sea mucho lo que se logre con las nuevas inversiones.

El Gobierno tiene que priorizar la vigilancia en una zona que los haitianos saben cómo burlar, pero que los militares dominicanos no saben cómo evitarlo.

Siempre se habla de blindar la frontera, donde además del despliegue militar se construye un muro, pero a la vez se da cuenta de una gran cantidad de haitianos detenidos y deportados.

El mismo director de Migración, Luis Rafael Lee Ballester, ha reconocido la porosidad de la zona fronteriza. Si los nuevos controles no toman en cuenta la necesidad de priorizar la vigilancia y optimizar los controles, como dijo Lee Ballester, el Gobierno podría no obtener los resultados deseados con la incorporación de nuevos equipos.

Todo indica que el gran problema de la numerosa presencia de haitianos indocumentados en el territorio está en la zona fronteriza. O en esos puntos para entrar y salir que no se han podido controlar.